El presidente francés, según
un nuevo sondeo de Ifop, conquista, como nunca la “simpatía” de los franceses,
lo que hace decir a cierta prensa francesa que, después del episodio “Charlie
Hebdo” Hollande vuelve a ser presidente.
Sin género alguno todos los
estadistas que lo han dicho tienen razón: Nada mejor ni más eficaz que un
enemigo exterior o aterrador para re-movilizar a los ciudadanos detrás de su
mandatario o, en este caso, hacer su salud política.
Un sondeo realizado después de
los atentados del pasado día 11 en Francia y la consiguiente manifestación
llamada Marcha republicana da a François Holland el 40% de opiniones
favorables. O sea: mas del doble de su cuota de antes de los atentados mientras
que su primer ministro, Manuel Valls un inesperado 17% puntos más lo que le
coloca a 61% de opiniones favorables mucho más de cuando su entrada al
Matignon.
Para “Sun Radio” “es un
fenómeno rarísimo en la historia de los barómetros de opinión”.
Cierto aunque es la excepción
que confirma la regla ilustrada por esta innegable voluntad popular de cambio y
de una política más realista y mas realizable del bienestar de los franceses. O
lo que es igual: una indulgencia de los ciudadanos y una nueva oportunidad para
“gobernar mejor y más independientemente”.
Rarísima pero no la única: un
caso análogo fue el del también socialista el presidente François Mitterrand,
el cual también se beneficio de las consecuencia de vientos procedentes de
Oriente Medio, al ganar entre enero y marzo de 1991 19 puntos de un solo golpe
durante la guerra del Golfo.
Para la opositora UMP se trata
de una “burbuja especulativa”.
Tal vez, pero en estas
circunstancias (las del pos-atentados, por un lado no seria fácil prever las
reacciones populares y depende mas del enderezamiento y la corrección de los
defectos en la gestión gubernamental pre-atentados.
Holland y con él la cúpula del
Partido Socialista francés lo han comprendido antes que nadie y ya han
procedido a unos retoques preliminares como es el equilibrio y una mayor dosis
de realpolitik con Marruecos y probablemente una próxima remodelación de su
política intervencionista en Libia, Siria o Irak y un equilibrio en su
alineación con los intereses de Estados Unidos en el Próximo oriente que no
siempre son los de Francia y así lo ha demostrado el curso de los
acontecimientos.
Obviamente ganar puntos y
escalar niveles de popularidad es una cosa, mantenerlo es literalmente
diferente.
Por ello, mas que lujo o privilegio
se trata de una responsabilidad, difícil de conservar sin logros y
realizaciones de orden político, primero, económico, después y geopolítico en
definitiva.
A quien a buen árbol se
arrima, buena sombra le cobija
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