3 millones de ejemplares en
vez de los 60 000 habituales. A las 8 de la mañana se agotaron,
contemplando la posibilidad de editar otros 2 millones.
Todo un éxito de la estrategia
comercial… que nada tiene que ver con los principios éticos ni con la libertad
de expresión.
" Charlie-Hebdo" se frota las manos lo que hace correr las salivas de todas las demás publicaciones occidentales
en dificultad. Sin embargo, a excepción de su carácter rencoroso, provocativo e
irrespetuoso hacia los sentimientos religiosos del prójimo nada tiene de
particular ni de brillante.
Y…un himno al odio y a la profanación…
un mensaje a los musulmanes y a todos los amantes de la paz, la justicia y la
tolerancia que participaron en la marcha de Paris porque no se trata de una
bofetada a los extremistas ni a los “islamistas” ni a la intolerancia, sino al
Islam, a los musulmanes y a todos los principios y reglas de convivencia y a la
esperanza de una distensión y respeto mutuo.
Unos creen en Dios. Otros en
la ganancia…
Pocas, muy pocas, casi invisibles
las voces de los hombres y mujeres libres que han decidido no avalar esta
desfrenada carrera hacia la ganancia a expensas del odio, el desafío y la provocación
de otros.
3 millones, 4, 5 y hasta 1000 ¿Y
qué quedará mañana, sino bien alimentadas cuentas bancarias de sus
protagonistas y la resaca de un rencor difícilmente olvidable?
Sangre invertida en lo
lucrativo, vidas arrancadas y rentabilizadas en nombre de una falsa libertad de
expresión e incondicional apoyo al odio y a la profanación de las creencias de
1500 millones de musulmanes.
No obstante, en empresas como
esta y en “valentías” inoportunas y fuera de lugar como esta, la victima
siempre suele salir ganando.
“Se
confabularon y Allah decidió castigarles, porque Allah es Quien mejor desbarata
los planes [de Sus enemigos].” (Corán, 8, versículo 30).
En efecto, el mundo musulmán,
de punta a punta, ve perpleja como el que profana en nombre de nobles
principios y de subluimnes valores, empuja la intolerancia hasta limites
insospechados.
Pero en este océano de odio y
de rencor y esta inmoral complicidad y esta incalificable cobardía intelectual,
se debe rendir homenaje a los musulmanes del mundo que, aplicando los preceptos
de su religión y la magnanimidad de su Profeta (SAS) que en nombre de una
abstracta libertad de expresión, es objeto de tantas ofensas, injurias y
vejaciones, responden con un “Hemos recibido el mensaje”.
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