Al contar el acontecimiento la prensa francesa,
comienza recordando sus “problemas” con la justicia. No da detalles ni explica
de qué naturaleza son estos “problemas”. Él es el actor Samy Naceri que era el
invitado del “plateau” del “Grand 8”
para hacer la promoción de la obra “L’indien cherche le Bronx” (el indio busca
el Bronx) en el teatro del Petit Gímanse. Y todo porque el célebre actor se ha
atrevido a desmarcarse de Charlie y de sus “chorradas”, lo que es calificado
por la prensa Fran cesa hoy de “desastre” porque la periodista Autrey Pulvar le
preguntó que si, debido a sus posturas sobre el otro “Charlie” (el británico Salman
Rushdi), es “Charlie”. El actor respondió, como debía responder un artista,
testigo de su tiempo, por una frenética condena de la portada del semanario satírico
francés sobre la ofensa al Islam y a los musulmanes.
Pero esto, para Francia, partes (mayoría) de sus
intelectuales y para sus valores republicanos no puede ser libertad de expresión,
sino una condenable blasfemia que roza la apología del terrorismo, de la
indecencia y ¡vaya usted a saber qué más!
“No hay suficientes palabras para calificar la
muerte de estos periodistas y estas familias que lloran sus próximos. Es
horrible. Pero (y aquí es cuando la
Francia discrepa con la libertad de expresión y los derechos
del hombre…francés) dejemos a la religión tranquila”. Por poco le iban a
preguntar al actor ¿Qué religión? Porque si es el Islam esto debe ser concebido
como apología del terrorismo… en cambio si es otra religión, el actor Naciri es
libre de opinar.
En todo caso. Ni corto ni perezoso, el actor decide
expresarse, a resigo de ser guillotinado: “Hay 17 muertos, familias que lloran
y se explota esto con 7 millones de ejemplares con el Profeta. ¿Por qué volver
a arremeterse así?”.
Alguien de ustedes ve algún mal, algún daño algún
exceso o simplemente alguna violación de las reglas de la libertad de expresión.
Más y peor: A una pregunta de que si “Charlie
Hebdo tiene derecho, Samy Naceri ha instado (lo que la prensa francesa califica
de ‘ir muy lejos’) a elaborar una ley que prohíba la blasfemia para que “no se
haya mas desgracia como esta”.
La
Marimorena… “escándalo”, “desastre”
y hasta reproches por la elección del entrevistado.
“La libertad de expresión se detiene en el momento
en que comienza a molestar al prójimo”, se ha atrevido a opinar el actor.
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