Las ofensivas caricaturas de « Charlie Hebdo »
vuelven a plantear en Francia y en muchos países la cuestión de los límites. Algunos
sectores de la prensa francesa se preguntan tímidamente (casi murmurando) ¿Hasta
dónde puede llegar el humor? O lo que es igual ¿Cuándo la insolencia se
convierte en injuriosa?
Por
nuestra parte, más que preguntarnos, nos sentimos tentados de conocer lo
que la ley francesa dice al respecto porque todo el mundo sabe que se tiene el
derecho de criticar o de mofarse, como lo hace “Charlie Hebdo” en privado e
incluso allí hay matices. La libertad de expresión en publico, como escribe hoy
mismo “le Monde” (que, dicho de paso, entre todas las condenas a las abyectas
caricaturas de ‘Charlie Hebdo’ solo ha visto la de los Talibanes) e incluso
ante un circulo de amigos en algunos casos está en entredicho”.
En efecto, en Francia misma el principio es que
la libertad de expresión no es absoluta. Algunos propósitos, racistas,
antisemitas o que insten al odio (como las insultantes caricaturas del
semanario francés), a la violencia (idem) que hacen apología del terrorismo,
constituyen delitos, según la ley francesa. “Por lo tanto, subraya, el diario
francés, no se debe profesar en publico” (y mucho menos a gran escala como es
el caso de las caricaturas de “Charlie Hebdo u otras).
No se trata de “censura” o de “pensamiento único”,
sino de una regla de derecho “que no data de hoy (en Francia): la ley sobre la libertad
de prensa remota a 1881”.
Más clara, el agua.
“Charlie Hebdo” pues ha incurrido en una
flagrante violación de la misma ley francesa, pero en vez de responder por su profanación,
ha sido aplaudida, estimulada e impulsada.
¿Derecho a la blasfemia? No. ¿Libertad de expresión?
Tampoco. Un arsenal jurídico (en la jurisprudencia francesa) restringe este
derecho fundamental en Francia y en Cochabamba. No obstante, si no existe el
derecho a la blasfemia, los tribunales franceses sancionan (como lo están
haciendo ahora a mas de 60 personas que se han expresado de manera opuesta al ‘rigor’
prevaleciente en esta coyuntura, entre ellos el célebre humorista Dieudonné) “la
injuria y el insulto”, “la difamación”, “la incitación al odio racial o RELIGIOSO”
e incluso a “la apología del terrorismo”.
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