La metáfora es de “L’Express”:”Hoy
Jesús hubiera nacido en un Check Point”. El semanario francés lo explica si: “los
peregrinos afluyen a Belem, lugar de nacimiento de Jesús. Sin embargo esta
ciudad palestina de Cisjordania, se encuentra, cada vez más asfixiada por
asentamientos judíos y el muro de separación israelí”.
Si no fuera mas que
eso… y las constantes profanaciones, los desprecios a los patrimonios, a las
creencias de otros, a la dignidad de los “indígenas” y a…la vida humana.
Si se levantara, Jesús
volvería a su tumba corriendo. Nadie, ni siquiera él puede soportar tanta injusticia,
tanta complicidad, tanta impunidad y tanta arrogancia.
Para Israel la verdad
no tiene mas que una vertiente: los judíos
y los demás…todos los demás. Para Benyamin Netanyahu es peor: ellos (los judíos
que han venido de los cuatro puntos cardinales del globo) y los forasteros (los
palestinos usurpados de su tierra, de sus derechos, de su identidad y de su milenario
pasado).
“Jesús hubiera nacido
en un Check Point”. Suena fuerte, áspero y hasta vergonzoso para todos , menos
para los israelíes, que con sus diarias practicas, su interminable represión y
su extraña arrogancia, parecen responder “ ¡Y qué!”.
“¡Y qué!” si “esto” lo
llevan en su sangre ocupante, en su represiva idiosincrasia y en su usurpadora
manera de ser y forma de actuar.
Ni su gobierno, ni su
sociedad civil ni sus diferentes y confundidas categorías sociales, han pensado
un instante… solo uno, de que es mejor la paz, es mejor buscar un feliz
desenlace con los vecinos, dejar de creer que la fuerza y la solidaridad de los
de siempre pueden durar eternamente, de que ellos, los israelíes son la excepción
de Oriente Medio, de que son impermeables a las convulsiones regionales e
internacionales. En una palabra: “que esto no sucede mas que a los demás”.
Ni su gobierno, ni su
sociedad civil ni sus diferentes y confundidas categorías sociales se han
atrevido a imaginar un instante que en su, relativamente corta pero imaginariamente
tumultuosa historia, se han ensayado mil y una fórmula para su supervivencia,
que cuesta el ojo de la cara a sus, hasta ahora, incondicionales aliados
occidentales (que lo son también de otros países árabes por interés económico y
por razones geoestratégicas).
Y… que tampoco un, más
que imposible, eje Cairo-Riad-Tel Aviv- Ankara puede sellar un presente y un
futuro de “pax americana”.
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