Poniendo término al,
relativamente, largo periodo de frío entre ambos, las relaciones entre
Marruecos e Irán, rotas desde el 6 de marzo del 2009, a raíz de una
decisión unilateral de Marruecos en solidaridad con Bahrein que los iraníes
reivindican aun, van a estrenar/están estrenando normalidad.
En efecto, casi cinco años
después (más exactamente 4 años y nueve meses) Marruecos e Irán deciden abrir
una nueva página en sus relaciones.
El sábado pasado el presidente
iraní Hassan Ruhani aprobó la propuesta de su ministro de exteriores Jaouad
Darif, decidiendo nombrar a Mohamed Taqi Moayed, un diplomático de carrera que
había ejercido en Túnez, Holanda y Grecia,
como nuevo embajador en Rabat.
Esta designación, como lo subraya
“Yabiladi” corona casi un año de negociaciones entre Rabat u Teherán,
comenzadas en febrero pasado en Túnez, cuando el príncipe Moulay Rachid y el
presidente del parlamento iraní se encontraron con motivo de la presentación de
la primera constitución en la era de la revolución del jazmín.
Luego los dos cancilleres
mantuvieron otras conversaciones telefónicas.
Una fuente del ministerio
marroquí de exteriores ha confiado a “Yabiladi” que en las próximas semanas una
embajada marroquí abrirá en la capital iraní, precisando que “es cuestión de
tiempo y de agenda real”.
La fuente explica que “la
designación del embajador de Marruecos en Irán podría tener lugar en el marco
de una serie de nombramientos de nuevos embajadores”, lo que, recordémoslo, se
prepara desde la llegada de Salahedin Mezouar al ministerio marroquí de asuntos
exteriores y cooperación, el 10 de octubre del 2013.
El anuncio de la designación
de Mohamed Taqi Moayed ha sido precedido, como lo deseas los usos y costumbres
diplomáticas, por correspondencias entre las
respectivas diplomacias, en torno, esencialmente, las eventuales
objeciones de Rabat sobre el nuevo embajador.
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