Tema para debate: Videos e imágenes de las ejecuciones y de las atrocidades de “Daech”: Donde termina el derecho de expresión y donde comienza la apología del terrorismo

Su opinión nos interesa. Su opinión interesa a todos y a todo. Los horrores audiovisuales del llamado “Estado islámico” señorean en las cadenas de televisión y en la abrumadora mayoría de la prensa mundial.

 

En Francia el tema se ha planteado por si mismo: “la información, se pronunciaba esta tarde L’OBS, es también no mostrar”. Muchas voces comienzan a alzarse: “No se debe mostrar absolutamente ninguna ejecución”… ni ninguna imagen o escena vejatoria… ni ningún himno a la violencia y al horror. Ni es información ni es expresión ni es derecho. Es, así de simple y así de racional: propaganda incitación al odio, al crimen y al desprecio del prójimo… un desafío contra todos y contra todo orden o valor moral, ético, religioso o humano.

La carrera hacia el “scoop” debe enmarcarse en una deontología clara, precisa y concisa y en unos inequívocos principios éticos y la lógica del espectáculo y del lucro no debe eclipsar los valores morales, la cultura de la tolerancia, el amor al prójimo y la convivencia entre todos.

Los crímenes propagandísticos del terrorismo deben terminar donde comienza la lógica deontológica y la demagogia de los que hablan de libertades de expresión y de derechos a la información tiende a realizar otros objetivos y otras finalidades, diametralmente opuestas a las que pretenden defender.

No solamente videos e imágenes, sino también el vocabulario al que hace uso la mayoría de los periodistas en Occidente y gran parte del mundo árabe. Se debe evitar llamar a la nebulosa “Estado islámico” porque no tiene absolutamente nada del Islam y sus preceptos de concordia, amor y misericordia.

Se debe velar aunque se rozara la autocensura, para no con tribuir a la obra siniestra de los propagandistas del terrorismo.

Como decía Dominique Wolton « la idea es construir una doctrina a nivel mundial contra el terrorismo mediático, que sea mas sobrio y ‘despectacularizado’. Reaccionar menos ante el acontecimiento es resistir a la provocación y al chantaje de los terroristas, que cuentan con la inestimable ayuda y apoyo de conocidas cadenas de televisión en el mundo árabe y en Occidente.

Miles de jóvenes, muchos de ellos casi niños, fueron seducidos por el odio y el horror de las imágenes de ejecución.

¿Para qué sirve el derecho de expresión si contribuye a lo más valioso para Dios: la vida?

Dominique Wolton tiene razón: “Se debe contextualizar el acto terrorista. Lo que no significa excusarlo ni justificarlo, sino ponerlo en perspectiva para comprender las contradicciones entre los diferentes movimientos terroristas que no son unánimes”.

Su opinión nos interesa. Su opinión interesa a todos y a todo. Los horrores audiovisuales del llamado “Estado islámico” señorean en las cadenas de televisión y en la abrumadora mayoría de la prensa mundial.

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