"Precintado" de Said Jedidi. Hoy: Tarjeta Postal

«  ein ende mit schrecken ist besser als ein schrecken ohne ende »
(Más vale un fin sin angustia que una angustia sin fin)
(Proverbio alemán)
 
IV
Hacía tiempo que soñaba repetidamente que vivía con Rime en una casa parcialmente destruida. Más que casa era un refugio. Se despertaba sudando. No comprendía el origen ni la proyección de la pesadilla en la que tanto él como Rime son de una pobreza proverbial. Se quedaba largos momentos pensando en la impotencia, la escasez y la extrema pobreza de la pesadilla.
     Dris, un amigo de toda la vida y asiduo lector de rica y variada  literatura árabe sobre las explicaciones de los sueños, le dijo que eran signos de riqueza y de abundancia.
-         Los sueños, precisó, sobre todo en torno al futuro indeciso se deben interpretar con su contrario.
      El no se lo  creía. Daba poco crédito a las, aunque atractivas, absolutamente utópicas historietas que le solía contar su amigo Dris, quien insistía y volvía a insistir que no eran fruto de la imaginación.
-         Esto ocurrió en Lauina[1] . Eran las ocho, cuarenta y tres minutos del miércoles pasado cuando apareció un indio completamente desnudo, procedente de Watoriki. O sea la montaña del viento en la lengua Yanomami….
  En sus, aunque a menudo increíbles, seductivas leyendas metafísicas,  Dris se apoyaba siempre en la exactitud y en las versiones fácilmente verificables. Sabía pertinentemente que era mortalmente comunicador.
Hablaba con constante suspense, en forma de reto y con un tono pasional, recurriendo a menudo a los mitos y a las frases inconcluidas.  Dris, maestro en Tlata de Beni Yedder[2] y devorador de extraños libros de magia, metafísica pero también, a menudo, del psicoanálisis, admiraba el acto de fe en la originalidad de su amigo. Su variedad del argumento y su eterna apuesta de que lo real y palpable nunca bastará rozaban la convicción.
-         Lo tuyo, hermano Omar, es una promesa. Se acabó la persecución, le dijo gritando, se acabó la sumisión. Lo de la casa parcialmente destruida quiere decir las cadenas rotas. Tu y Rime tendréis muchos hijos y muchas oportunidades y…
-         Suficiente, Dris. Muchas gracias. ¿Te acuerdas cuando venía a quejarme del «cerrojo » que me hacían todos para no poder llegar a Rime sin que lo supiera ella?
-         ¡Hombre!  No son cosas que se puedan olvidar.
-          Entonces te fascinaba el fútbol, el Mogreb de Tetuán.
-         Y sigo… pero también el Barça.
-          Volvió a perder anoche.
-          ¡Qué más da! Viva el Barça aunque pierda.
 A pesar de su carácter mítico, en sus momentos de lucidez, Dris volvía a ser el buen amigo de siempre.
 Durante su interminable escondite con todo el mundo para seguir viendo a Rime, Omar recurría a su fértil imaginación para paliar su angustia.
-         Justamente por ser difícil..casi imposible, le dijo una vez, la quieres tanto.
-         Tal vez.
-         Si es la verdad. Debes decidir ahora mismo. Esta gente no te va a dejar tranquilo.
-         Quieres decir que no nos va a dejar tranquilos.
-         Eso. Tienen proyectos para su hija de los cuales tú no deberías formar parte.
-         Lo sé, pero no me asusta.
-         ¿Por qué tienes tanto miedo de perderla?
-         De perderla y de no poder dejar de ser lo que he sido hasta ahora… para ellos.
-         Mira Omar. Contrariamente a lo que se afirma por allí, esta gente no pregunta por el número de la cifras de las fortunas, sino por el nombre y apellido del pretendiente.
-         Ya lo sé.
-         ¿ Y qué dices ?
-         Digo que es una anomalía contra la cual nadie se ha rebelado. Se quedó callado un instante y agregó... hasta ahora.
Dris era uno de los pocos..Muy pocos que nunca le aconsejaron dejar a Rime a pesar del eterno asedio y acoso de todos, otros más severos que unos, mostrando por momentos un enigmático optimismo. «Todo acabará como a ti te gustaría y no como ellos prevén ».
 «Cadenas destruidas» repitió varias veces en voz baja antes de despedirse de su amigo.
Intuía un advenimiento…una desagradable sorpresa. Sin embargo y es lo que le intrigaba más, no tenía miedo ni se sentía inquieto sobremanera. De repente recordó lo que le solía decir Mayte «En el momento de mayor incertidumbre te sentirás sereno».
 « Sereno… sereno… sereno » lo repetía con una sonrisa a flor de boca.
    La noche no trajo consejo.
  Omar sentía acercarse el momento. Se sentía sereno pero inseguro. No sabía exactamente en qué puede consistir el « advenimiento ». Pero presagiaba cambios…profundos... radicales… decisivos. 
Se puso a recordar los felices instantes que pasaba en Valencia con Mayte. Su humor fino y siempre con aroma intelectual. Sus bromas que rozaban los sueños y sus promesas de que «...mañana será infinitamente mejor que hoy ».
 «  Dios mío, me estoy volviendo loco ».
Largos años de perseverancia, de profunda comprensión y de total acuerdo estaban expuestos a una convulsión mortal. No quería ni pensar en Mayte que conoció una tarde de invierno cuando tanto echaba de menos a Rime. Trataba en vano de detener las riendas de su imaginación que se escapaba hacia Valencia, al recinto universitario y a las mil y una horchatas con Mayte y otros compañeros-pretexto. No quería saber por qué se inquietaba tanto cada vez que atravesaba el Estrecho de regreso al país. Desde hacía mucho tiempo, aunque no se atrevía a admitirlo, el Estrecho de Gibraltar le parecía un abismo infinito.

-         ¿Y Rime? se preguntó. No, nunca. Ella es todo. El resto no cuenta. No debe contar.
Sabía que el esfuerzo era estéril. El pretexto inútil y el verbo inexcusable, lo que le prohibía el recurso a la lógica sentimental. No lograba inscribirse en el tiempo ni en el espacio.
 Tetuán le parecía estrecha… horriblemente estrecha. Se asfixiaba en su «Ensanche», en sus plazas y en la belleza intimista de su medina.
 Sentía indicios portadores de desilusión.
-         ¡Qué más da! Murmuró antes de gritar como si proclamara los Diez Mandamientos: Una incuria culpable….
Dolor de una vejez que se anunciaba. El rostro invadido por una descuidada barba de por lo menos dos semanas, sin quererlo o sin querer saberlo, Omar sonreía ahora con más dificultad y con menos admiración al recordar lo que le decía  su padre «Omar, hijo mío, existe un refrán en Kirkuk, ciudad del profeta Daniel, que afirma que la montaña para los kurdos y las mesetas para los árabes... »
-         Delimitación no escrita que la codicia y la ambición han convertido en odio y rencor cotidianos, le cortó.
 -  Tal vez, comentó con un gesto facial para ocultar su emoción.
 Nunca volvió a repetir la idea, ni siquiera para explicar lo que quería decir. Hombre de pocas palabras pero mucha elocuencia, su padre confiaba en que el mensaje haya llegado.
  Los vínculos entre padre, autodidacta e hijo universitario se convirtieron en una verdadera ingeniería social.
   « Tiene razón Chaplin – pensó Omar- la vida es un deseo, pero no un sentido».
  Efectivamente atinó. Años... casi una vida. Una ilusión y un afán que creía moldeado para la… eternidad.
«  El tiempo es todo un maestro ». Lo comprendió desde su más tierna edad. Pero ahora descubría que era de una complicidad confundible.
 Una sutil mezcla de  fiebre erótica, orgullo viril y extrema pretensión nubló lo poco que le quedaba aún de visibilidad.
  No sabía por qué  aquella alucinación resultaba ahora emocionalmente excesiva.
-         Es que no puede ser otra cosa, pensó. Alucinación… repitió para consolarse.
Tampoco lograba saber de dónde sacaba su padre, normalmente un hombre de un vocabulario limitado y de menos fertiliza en la imaginación,  tanta elocuencia figurada.
-         «  Las crisis y sus soluciones revelan la naturaleza de las relaciones ». Pero, ¿Qué quería decir ?. ¿Estará al tanto de algo que yo ignoro?
 El tiempo no daba para más. La ausencia de Rime durante los últimos cinco días eran un indicio revelador. ¿ Y qué ?.
-         ¿ Será Mayte ?
 Tantas preguntas sin respuestas inyectaban una fuerte dosis de divagación a sus reflexiones. La asfixiante humedad de las tardes tetuaníes se encargaba del resto.
          No lograba borrar de su imagen aquella imagen de Rime recién cumplidos los cuatro años y alguien que cantaba y volvía a cantar «Feliz cumpleaños… feliz cumpleaños.. Feliz cumpleaños Rime… feliz cumpleaños ». En árabe, español, inglés, francés… Cantaba en voz tan alta que sentía que los tímpanos le iban a reventar. Abrió los ojos y sólo encontró a indiferentes transeúntes que por las tardes invaden alegremente la Avenida Mohamed V como si festejaran el destronamiento de Primero.



[1]  Espacio considerado en Tetuán como extranatural.

[2]  Pueblo de la comarca de Tetuán.

Comentarios