« ein ende mit schrecken ist besser als « ein ende mit
schrecken ist besser als ein schrecken ohne ende »
(Más
vale un fin sin angustia que una angustia sin fin)
(Proverbio alemán)
Le daba la impresión de que la Casa de Cultura estaba más
apagada que nunca y que se cerraba, cada vez más, a la pluralidad de expresiones
culturales aunque, esto si, todo el mundo seguía salmando el mismo leit motiv...
incluidas, como ya iba siendo habitual en Marruecos, las plumas más
recalcitrantes. Lo que, en su opinión era premonitorio de la nueva – vieja
era... algo así como un reumatismo que se despertó sin que nadie sepa cuándo,
cómo ni por quéTodo esto le recordó su infancia y
parte de su juventud «revolucionaria», el relato de los diferentes días as en
el «Diario del Che» y las dialécticas e interminables reuniones o conferencias
de los «camaradas» de Rabat.
Recordó la
bofetada indeleble que constituyó para él y para todos los que creían en dogmas
y en mitologías la caída del muro de Berlín y
más tarde la desaparición de la Unión Soviética y cómo la reconversión resultaba
un extraño sortilegio.
Ahora
recordaba con menos gracia la demagogia de la guerra fría y sobre todo aquello
de la Cumbre
de Teherán el 28 de noviembre de 1943
cuando Stalin propuso fusilar a 50.000 alemanes, contestándole con ironía
Roosvelt: « ¿No bastarían 45.000 ?»
Tenía el presentimiento de que lo suyo no era más que una teoría de
conspiración. Conservaba la imagen de Rime intacta, aunque a veces esto le
parecía un naufragio. A sus 53 años le daba la impresión de que tenía más años
que la humedad y seguía sin entender por qué nunca ha tenido los ovarios y los
cojones de decirle la verdad a Rime. Que se cansó de aquella gente que le
ninguneaban sin cesar moro y que al final sucumbió a la falsa tentación de que
el derecho a la nacionalidad española era tan importante para él que el resto
parecía un detalle. Sólo que el resto... era ella, Rime, su vida.. su eterno advenimiento
que más tarde se perdió en la complejidad de una realidad-representación digna
de Kafka, que duró una eternidad y que era, a la vez, incongruente y real.
Ahora admite voluntariamente que se
olvidó de leer el testamento, que con sólo un poco de valentía moral e
intelectual hubiera evitado tan catastrófico escenario.
Paseó su mirada por el inmenso atrio
a la entrada y sintió unas tremendas ganas de preguntarle a toda aquella buena
gente que esperaba la conferencia lo que significa aquello de «Alternancia consensual»
tema de la conferencia y lo que pudiera aportar un conferenciante, nuevo
militante de uno de los partidos políticos miembros de la coalición de aquél
gobierno de... transición.
De repente apareció Rime. Lo dejó todo y se deslizó entre la asistencia
hasta llegar a donde estaba.
-
¿Cómo
estás Rime?
-
Omar
¿Pero que estás haciendo aquí?
-
Lo
mismo que tú.
-
Creía
que lo dejaste desde hacía tiempo.
-
Atavismo.
-
Y...
otra cosa.
-
Tú.
Los recuerdos y un carácter cada vez más impulsivo e imprevisible.
-
¡No
me digas!
-
Si.
Es cierto. Una auténtica metamorfosis.
-
¿Y
qué tiene que ver todo esto con la conferencia de Hassan?
-
No es
la conferencia ni tampoco Hassan ...
-
Soy
yo, le cortó.
-
Si.
Tú y este destino cada vez más indeciso. Creo que debo irme. Allí está tu
querido tío.
-
No te
preocupes. Además me gustaría saber qué es eso de venir hasta aquí y antes de
comenzar la conferencia te largas.
-
Ya te
lo dije Rime. O mejor dicho lo dijiste tú. Es que no puedo digerir dos
conferencias en menos de tres horas.
-
¿Ah
si? ¿Y cuál era la primera?
-
Un interesante
debate en la tele en torno a la perfección en el Islam dirigido por Amr Khaled[1].
-
¡Omar! Por Dios ¿Integrista?
-
Amr
Khaled no lo es, ni yo tampoco. Lo que pasa Rime, es que nos han intoxicado
tanto que..
-
Omar.
Casi no te reconozco.
-
Si es
la pura verdad.
-
¿No
me digas?
-
Mira.
Ha habido un seísmo. Desde entonces los musulmanes del mundo vivimos réplicas.
¿Me entiendes? Quedó mudo un instante y remató: ¡Y lo que te queda por rondar
morena!
-
Tanto...
-
Y
más. Escúchame. En líneas
generales, los musulmanes somos todos y cada uno integristas. De hecho ¿Cómo
hemos llegado a este extremo? ¿Éramos
antes tan radicales? Que se lo pregunten
a la historia reciente y antigua.
-
¡
Dios mío¡ ¿Cómo te has transformado, Omar ?
- Tanta injusticia, tanto odio y
tanta vehemencia y provocaciones nos transformó.
-
Omar.
-
Estoy
pronunciando otra conferencia.
-
Sigues
como siempre: brillante y eléctrico a pesar del giro de 180 grados en el
proyecto, la ambición y la visión.
-
¿Tú crees?
La discusión con Rime ha creado en él
un entusiasmo no disimulado. Durante un buen momento se olvidó de su cortejo de
problemas.
Todo un microcosmo...
Tetuán volvía a asfixiarse entre sus dos montes. Como si se tratara de una
inmensa sábana, la noche cubría poco a poco las Palmeras, procedente de Buanan y de Aguada[2].
Omar nunca buscó saber lo que dijo o
dejó de decir su amigo de infancia Hassan, convertido en político de dimensión
nacional y miembro del Comité Ejecutivo
del partido del Istiqlal[3]
después de estudiar toda su carrera de ingeniero en telecomunicaciones en Kiev,
en la URSS y a
raíz de toda una juventud de militancia
comunista. Pero estaba seguro de que no era el momento oportuno para seguir
quimeras.
-
El
reino de las sombras. Lo repitió varias veces de manera irrefrenable.
53 años de vida le dieron para mucho.
Pero él lo consideraba un suplicio chino.
Se vislumbraba el fin de su no man's land sentimental. O por lo menos así
lo creía. El pasado reciente se convertía en escenas indigeribles y sus enigmas
un tormento. Ahora reconocía que era infinitamente menos glorioso de lo que
quería creer.
-
Un
día de estos confesaré todo a Rime, pensó como si con ello resumía toda su ceguera
etnocéntrica.
Cada vez que pensaba en su pasado
reciente sentía con consternación una especie de repugnancia moral y con cierto
placer que Rime y sus cosas tenían un carácter casi religioso. Ni siquiera
creía conveniente tomar la molestia de tratar de averiguar que este optimismo
era o no compartido.
-¿Para qué? exclamaba con un tono de autosuficiencia.
Era la primera vez que, a pesar de no
serlo ni parecerlo, sentía un miedo atroz a la fealdad de la piel... su piel.
Era conciente de que estaba al borde de la inquietud. El delicado equilibrio
que mantuvo desde hace años le parecía ahora groseramente exagerado. El ahora
hábito idealista de sus anhelos o pretensiones comenzaba a adquirir un nuevo
grado de cohesión.
El pasado le parecía ahora menos
padre del presente... aunque recuerda con frescura cada segundo, cada rostro y
cada insulto y la primera parte de una infancia robada. Valencia, Mayte, Jihan,
Innas y aquellas obscuras cumbres en una travesía del desierto...sentimental le
daban fuerza para sustituir la inercia por la acción y la renuncia por la valentía.
Le daba la impresión de estar
cerca...muy cerca pero sentía un miedo atroz de cerrar los ojos y... soñar.
Detestaba tanto aquella imagen de un traje de novia, hueco e incoloro y el
reflejo de un rostro que le recordaba algo... algo... algo. Un traje negro. Una
extraña palomita y una silueta que jamás vio antes. Escena de horror. Imagen
apocalíptica. Rime volvía a ser más realidad « que el pan y la tierra» y
aquella seguridad envuelta en sueño más posible, más realista. «Después de la
tormenta vino la calma», pensó triunfalmente.
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