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Arde Ferguson: ¿Otoño americano?
Caos en Ferguson.
“Tiendas pilladas y incendiadas,
granadas explosivas y lacrimógenas, piedras e incluso disparos con armas de
fuego en Main Street”. La descripción no es del Apocalipsis, sino de la ciudad
de Ferguson hecha por el New York Times de la situación que vivía ayer esta
ciudad.
El agente de policía que ha matado al
joven Michel Brown no ha sido, como muchos americanos de color como él
esperaban, inculpado. Pero la muerte del adolescente parece haber permitido la
emergencia de una nueva generación militante.
Por su parte The Washington Post estima hoy en su editorial
que el debate debe continuar en los Estados Unidos sobre lo que llama “militarización
de la policía, el uso de la fuerza y el tratamiento acordado a las minorías y
en particular a los afro-americanos”. El rotativo de la capital insiste también
en el hecho de que las “fuerzas del orden en todo el país deberán estar
equipadas de cámaras portátiles a fin de que todos los arrestos y
enfrentamientos sean grabadas”.
The New Republic insta al presidente
Obama a efectuar el desplazamiento a Ferguson, para “’pronunciar por fin un
verdadero discurso sobre la cuestión racial”.
Como se esperaba y pese al estado de
urgencia declarado desde hace más de una semana por el gobernador del Missouri,
Jay Nixon, a pesar del llamamiento a la c alma del propio presidente Obama
desde la Casa Blanca,
la decisión de los jurados de encontrar inocente al policía blanco que mató al
joven Brown en Ferguson el pasado día 9 ha degenerado en erupción de cólera. Desde el
anuncio de la decisión del gran jurado de no inculpar al policía blanco Darren
Wilson, no cesaron las agitaciones en Ferguson y espontáneas manifestaciones
han tenido lugar en Nueva York y en Los Ángeles, pasando por Washington,
Atlanta, Okland y Filadelfia.
En el resto del país las espontáneas
manifestaciones se desarrollaron en una calma relativa”.
Las fotos y las imágenes en la
portada de la prensa estadounidense y en la apertura de sus telediarios así
como los comienzos de sus diarios hablados son, absolutamente impresionantes:
escenas de agitación de una rara violencia, edificios y comercios incendiados,
dispositivos policiales reforzados con la impresión de una inexplicable impotencia
ante la envergadura de la protesta y de la indignación.
Como lo escribe hoy The New York
Times “Meses de cólera y de frustración han conducido a mas cólera y a mas
frustración”.
Afortunadamente (para Estados Unidos)
nadie habla en el mundo del “desproporcionado uso de la fuerza” ni de “crímenes
contra la minoría” ni siquiera de flagrante violación no solo de derechos humanos
sino también de los derechos cívicos.
Al Big brather nadie tiene derecho de
reprochar nada. Es él, el que reprocha y
debe reprochar. Es él que estima y debe estimar quien debe continuar presidente
de un país y quien debe irse y es él quien fomenta, dirige y teledirige la agitación
en el mundo. Él posee el termómetro de la libertad, la democracia y la equidad…
él…solo él y nadie más que él.
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