« En el Día del Juicio
Final pesará la tinta de los sabios y la sangre de los mártires. No habrá
ninguna diferencia entre ambas »
Profeta Muhammad (SAS)
El espejo del alma. Miedo, orgullo o los dos. La nueva situación no dejaba indiferente a nadie. La familia se preguntaba cómo y hasta qué punto la broma de Ami Abdeslam y sus imprevisibles consecuencias sobre la vida y...obra de Yamna podían constituir un punto de inflexión en su vida cotidiana, hasta entonces tranquila y apacible. Todos, eso si, deseaban que al final resultase, como diría R’Kucha, simple malentendimiento creativo e incluso cordial y amistoso.
Cada vez más monstruosamente
amable pero compleja y desconcertante, Yamna mostraba un asombroso talento
pedagógico. Hablaba poco pero hacia uso de una atinada razón. Ahora aceptaba
con un desmesurado ardor las habituales
caricaturas verbales. Su sensación de impotencia fue eclipsada literalmente por
una visión amplia y comprensiva. Se mostraba enigmáticamente complaciente con
la nueva geometría familiar y derrochaba una generosidad cándida con los que no
estaban de acuerdo con su obstinada manera de obrar. Proseguía indiferente pero
màs descaradamente su ritual orgiástico.
- Se diría que està ya curada
- Casi
- ¿Casi?
- Ya la ves. Està en plena forma. Además tú
misma lo dijiste y si lo dices será porque lo observaste.
- Esta mujer està loca. A mí, lo suyo me
parece como el que toca el tambor que, al terminar la música, toca
precipitadamente
- No digas esto, mujer, que Dios le dé larga
vida
- Esta es una casa de locos pero no te
preocupes porque a este ritmo seguramente vamos a tener que preparar un
entierro de primera
- Casa de locos y sobre todo de locas.
Espero no vivir hasta ver que a cada cual su tortuga
- A este ritmo...
Tetuán seguía lamentando en
silencio su ferrocarril « un elemento casi imprescindible en su historia
con la vecina Sebta que, con mucho
trabajo, recorría los cuarenta kilómetros entre ambas »[1].
En la delegación del Turismo,
el enorme Bertuchi desmentía categóricamente a los que formulaban dudas sobre
el esplendoroso pasado de la ciudad.
- Dicen las malas lenguas que se lo había
robado un ministro de turismo
- Afortunadamente lo devolvió
- Eso dicen. Después de que se armara la de
« San Quintín »
- Lahu Aalam[2]
En la espléndida costa tetuaní
se soñaba en español y en los puntos fronterizos se respiraba el contrabando. «
Cuando salí de Marruecos, salí cargado de mecheros »[3]
En la casa todo el
mundo o casi se sentía entre el muro y la pared. Se comenzó a preparar el
post-scriptum. A medida que pasaba el tiempo la tortuga se hacía menos asequible a los demás. Más discreta... casi
invisible.
Por su casi sacerdocio en los
preparativos de la ceremonia, Yamna respondía a todos de manera lapidaria.
Engañaba el aburrimiento cambiando la leche de un recipiente a otro y mantenía
un total misterio sobre cuándo, cómo y dónde va a « sacrificar » a la ya
Santa Tortuga.
- A mí me dijo que será lejos de casa
- ¿Dónde?
- No lo sé. Se limitó a decirme que no
quería abusar y que sabía que molestó mucho y que lo lamentaba y que
bla...bla...bla
- No lo creo. De todas formas no tiene donde
pasar cuatro o cinco días porque eso es lo que dura el cocido de una tortuga
- ¿Cuatro o cinco días?
- O más
- En cinco días se puede cocer hasta una
roca
- Una roca es posible, no una tortuga
- ¿Alguna vez comiste una tortuga?
- ¡Que no, tonto, que no! ¿Cómo voy a comer,
yo, una tortuga? ¡ Qué asco !. Me lo contaron
Engranaje moral. La fuerza
perturbante de los pretextos de Yamna y su nueva y asombrosa visión a largo
plazo fascinaban e inquietaban.
Con ironía pero con cierta
admiración, cuando Yamna prefería, como se le ocurría a menudo, no responder a
las impertinentes preguntas, Yussef citaba, medio irónico medio amable, la
enmienda de la constitución de los Estados Unidos que autoriza a guardar
silencio en vez de testimoniar contra sí mismo.
¿Palabras que disfrazaban
otras intenciones?
- Ni esto es Estados Unidos, ni ella es
estadounidense. Esta casa tiene su propia Constitución, replicó con cierto
fervor F’Dila, clavando fijamente sus ojos en Ami Abdeslam
- Es cierto, respondió éste con la mirada
perdida en el horizonte
Inspiración unívoca de quien,
al creer que hasta entonces nunca conoció la derrota, comenzaba a creer que
toda defensa de Yamna podía encubrir una acusación contra él.
Entre rabia y conmiseración,
aceptaba ahora el hecho consumado, recuperando parte de su cultura del humor.
- He hecho todo lo que podía. Ahora si
quiere que coma, no sólo una tortuga, sino un elefante, allá ella
Sentencia de Salomón: Para
ella el derecho de cocinar tranquilamente su tortuga. Para ellos, en un alarde
de consideración por este nuevo espacio de reflexión al que contribuyó a crear
involuntariamente en la casa, el derecho de reconocer su incapacidad de abolir
la casualidad.
Con los brazos desnudos y un
cuerpo de hada, Yamna que parecía una ascética que desafiaba la vejez,
irradiaba placer pero obraba con una imperiosa prudencia para no ver
interrumpido su sueño. « Sin exclamaciones ruidosas », decía en
broma a la tortuga.
Todo estaba listo…
exhaustivamente preparado. El imaginario doméstico no llegaba a descifrar
su crucigrama. Intrigaba a todos. ¿ Cuàndo serà?, ¿ Dónde? Y ¿ Cómo?
Las tres preguntas a flor de
boca.
- Por encima cultiva el misterio y la
incertidumbre
- ¿Y a tí qué te importa?
- ¡Hombre! por lo menos merecemos saber algo
de su maldito proyecto
- ¿Maldito? ¿Merecéis? ¿Quiénes sois vosotros?
…¿Qué puñeta sois? ¿Qué es lo que disteis a esta pobre mujer para que pase
su puñetera vida, como dices tú, rehén de vuestra imaginaria deuda ?
- Si. Mil veces maldito porque la hija de
puta nos puede morir y..
- Termina
- .. Y con lo que cuesta el entierro hoy en
día
- ¿Pero, quién te pidió tu contribución? Sí tú no tienes
nada. Nunca has tenido nada. No olvides F’dila que tú eres exactamente como
ella. Que eres repugnante
- ¿Qué quieres decir con como ella?
- Que no eres de la familia. Que eres una criada
y...
- No. Sigue. Sigue
- Lo siento
La genealogía hacía flote. La
familia pasaba, con una inquietud lancinante, de una postura a otra como si
hojeara las páginas de un libro.
- Lo que supone, aunque nunca se admitirá,
una verdad reformista, resumió AMI H’Med con una sonrisa, visiblemente
satisfecho del « zafarrancho » que vivían los detractores de Yamna,
que en parte eran suyos también. La casa recuperaba parte de su normalidad. Su
vehemencial rigor y su conducta conceptual volvían a dibujarse poco a poco.
Yamna y su « osadía » precipitó otras reconciliaciones pero también, lo
que nadie hubiese atrevido a imaginar : un pensamiento crítico.
Las relaciones ama de casa-criada
pasaban bajo el microscopio. El trato de la primera y a través de ella el resto
de su familia, a la segunda comenzaba a
escapar impávidamente al imaginario doméstico existente hasta entonces en todas
las familias puramente tetuaníes o tetuanizadas. Un nuevo orden de lo
simbólico.
Con la, para ella, providencial presencia en casa de Yussef y El
Fadl, Yamna sentía una seguridad adicional.
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