"Yamna o Memoria Intima" de Said Jedidi. Hoy: Secreto de sumario



II

En el café Trankat, Jay Larbi seguía jurando que «  aquella mujer no era un ser humano ». Tejίa misterios en torno a  los seres «  de más allá » y aconsejaba místicamente llevarse siempre en «  un bolsillo bien limpio Ayat Al Kursi [1] ».
     -     Ya lo sabéis a nosotros el colonialismo español no nos permitió ir a la escuela. Para él aprender era amenazar su usurpadora presencia y sus inconfesadas intenciones inquisitorias. Sin embargo pudimos aprender algo
     -     Pero Jay Larbi la gente cuenta por allí que los del norte. O sea los que vivimos con los...
     -     Bajo, no con. Cuando se trata de yugo colonial, no se vive con él, sino bajo su dominio, cortó Jay Larbi
     -     Bueno… si bajo el colonialismo español estamos más cultos que los del sur. Los que vivieron con..
     -     Bajo, ¡coño!
     -     Si... Bajo el colonialismo francés
     -     ¡Acojonante! ¿Tú te consideras instruido? Si sabes menos que un burro
     -     Quería decir la gente del dinero. Pero tú tampoco sabes mucho
     -     ¡Cojonudo! Pásame el Sebsi [2] y cállate, cantamañanas
     -     ¿Sabes lo que te digo, Jay Larbi? Que eres un pretencioso de mierda y que te vayas a tomar por el culo. Aquí todos somos burros. Toma el Sebsi  y no insultes más que el kife que nos dejó fumar el colonizador español era y sigue siendo una providencia ante el océano de nuestros problemas antes, durante y después de la independencia
     -     Nos lo dejó para mantenernos drogados e inconcientes ante nuestros deberes nacionales, pero ya verás cómo se arrepentirá un  día. De hecho ya lo está haciendo
     -     Nosotros sí. Los Torres, Benuna, Benabud[3] y otros no
     -     Pero que seguimos drogados. ¡ Anda fuma, burro!
     -     Sabes lo que eres, Jay Larbi
     -     Si
     -     Que eres un hijo de puta. Lo dijo y salió  disparado del cafetín
          Desde su, ahora,  « terra incógnita », Yamna captaba todas las conversaciones y a través de ellas, las verdades que se esfumaban. Se divertía confundiéndose, con los que no existían, como ella,  en tanto que personas humanas. La evidencia de sus convicciones la convertía en más permeable y más expuesta a las más recónditas de las interpretaciones y a las más ambivalentes de las opciones. Trataba de ser normal « que es mucho tratar », pensaba, sonriendo cuando estaba de buen humor.
     -     ¿Sabes? Esto es absolutamente inaceptable
     -     ¡Parece mentira! ¿No tenéis otra cosa que hacer?
     -     Se pasa el día al lado de su olla. Me dijeron que casi no duerme
     -     ¿ Como lo sabéis? Si lo sabéis a ciencia cierta es porque vosotros tampoco dorméis
     -     Pareces su tutor
     -     Ella no lo necesita. Ella es, como a tí te gusta recordarlo muy a menudo, una simple criada
La manera singular de los comentarios en torno a Yamna y su « aventura médica » se transformaba en un destino excepcional con, incluso a veces, una copa de gracia:
            Un esposo que entra a las seis de la mañana a casa encuentra en el umbral a su esposa no precisamente para darle la bienvenida.
     -     Me imagino que, entrando a esta hora a casa, debes tener una sólida razón, le dijo su mujer no con muy buenas intenciones.
     -     ¡ Claro que si, contestó con una desconcertante normalidad, antes de rematar ! para desayunar !
El relato de Ami Abdeslam era lento y dificultoso. La risa que provocó se mezclaba con una evidente compasión.

     -     Ya que no tengo otra, ésta es mi familia, pensó Yamna
Durante la noche se sentía más cómoda.
No obstante, su buen olfato le dictaba prudencia. Sabía que no podía permitirse el singular lujo de franquear las líneas rojas… sus líneas rojas. « Por ahora sólo se trata de franquear este interminable episodio » reconoció.
El vapor y la oscuridad la invitaban a perdonar a los que llamaba mercaderes de sueño.
     -     No son ni ejemplo ni modelo pero son, al fin y al cabo, mi familia. Hablaba con sí misma
La naturaleza de sus relaciones con Yussef y Fadl forjaba un nuevo equilibrio de fuerza entre ella y el resto de la familia. Desde hacía días todo el mundo o casi se acostumbró al olor y al clima procedente de su rincón cerca de la cocina.

La vida seguía su curso. El sueño de los justos también. Pero Yamna parecía perder parte de su serenidad y con ella el norte. Ahora juraba por la verdad histórica aunque no sabía lo que significaba exactamente. « Lo escuché por ahí ». Esperaba pacientemente y esperando hacía los juicios de todos y cada uno de los miembros de la familia. Una forma de desilusión como nunca había sentido. Pero era conciente de que, a pesar de atascada en las incertidumbres, vivía instantes casi históricos. Estaba segura de que esperaba el nacimiento de un idilio y observando minuciosamente los cuatro paredes descubrió mil secretos que no conocía antes o nunca se había atrevido a explorar en tan corrientes muros.
     -     Me estoy volviendo loca, confesó a R’Kucha
     -     Vamos a ver. ¿ Qué te pasa, Yamna?
     -     Estoy viendo cosas que a lo mejor no existen
     -     Es la soledad y la claustrofobia
     -     ¿La qué?
     -     Claustrofobia. ¡Que hueles a tortuga, mujer!
     -     ¿Y qué es esto?
     -     ¡Que no soportas las puertas cerradas, mujer! tú que llevas cuatro días internada en este refugio de tu pasión
     -     Es… es... es para que no salga el…olor
Cuatro días después, la carne de la tortuga aún estaba casi cruda y de seguir así sería una revuelta contra el orden familiar establecido y una ingratitud hacia la connivencia y los valores de los que la dictaron.
Cuatro días sin que nadie se acercara al hornillo de carbón, sin que nadie preguntara cuando va a terminar todo esto, sin que nadie comprobara hasta dónde llegó su insolencia y su descaro.
Cuatro días que resultaban una infinidad. Yamna no lo ignoraba. Trataba con todos los medios de convencer a todos que no era indefinidamente extensible, que eran inquietudes inhibidas y que sólo pedía un poco más de paciencia y que, después de lustros de abnegación y de servicios prestados, merecía un poco màs que las falsas modestias y los valores seudo-inocentes.
 «Detenerlo todo ahora, peor que un crimen, sería un error», pensaba con tristeza y suspense.
A dos dedos de alejarse de este destino destrozado, de esta vida punitiva en la que se confundían y se han confundido hasta entonces delito y pecado.
     -     Dios mío un poco más de tu misericordia..
Cuanto más cerca de lo que creía un desenlace, más lúcida era su mirada hacia la vida y sus peripecias. Comenzaba a apreciar mejor la diferencia entre la insoportable rutina y la grotesca vida.. de una criada  enferma.
En la sociedad tetuaní de la época la sospecha era y fué siempre la regla.
Yamna sentía ahora una singular admiración por un Ami Abdeslam reconvertido a una mayor reflexión probablemente debido a la previsión de las consecuencias «  o quién sabe a lo mejor por una repentina toma de conciencia ».
Sospechaba que su caso era la causa de tan saludable metamorfosis familiar.
      -      La, a la vez, flexible e inexorable postura de Yussef y Fadl forjó en el imaginario colectivo la certeza de que el abismo entre el bien y el mal existe sólo en su imaginación y cuando no en su impotencia.
Algo asi como una alternativa local
Todos, unos más que otros, tenían razón : la pequeña historia de la tortuga cambió muchas cosas pero antes que nadie a la propia Yamna, quien se deslizaba paulatinamente hacia una posición social más confortable y sobre todo, más acorde a su frustrado deseo de « ser un día alguien »
Era la semilla de lo que muchos años después los franceses llamarían la discriminación positiva.
Increíble contraste entre la realidad y la ficción. Mientras que ellos proseguían sus relatos gráficos de la situación, Yamna buscaba desesperadamente el modo de poder avalar lo que estaba cociendo.
     -     ¡ Increíble !
     -     ¿ A qué te refieres ?
     -     Todo esto no tiene sentido. Es surrealista.
El «  advenimiento » de la tortuga constituía para ellos un verdadero calendario. Comenzaban a dividir el tiempo en antes y después de la tortuga de Yamna.
     -     Pero... si tienen miedo de que le suceda algo
     -     Tanto como miedo, no creo. Será preocupación. Si tanto la quieren.
     -     No se trata de amor sino de responsabilidad
     -     Eso me decía yo
Confusión y perplejidad. « Yamna, como solía decir Yussef con su afable sonrisa y una brizna irónica, no es más que el cebo para una nueva toma de conciencia ».
Estaba forjando el concepto.

Relativamente modesta, la actividad cultural en Tetuán dependía de los que «  se fueron lejos para buscar el saber ».
     -     « Pedid la ciencia desde la cuna hasta la tumba[4] »
     -     ¿ Y si, como es nuestro caso, no la hay ?
     -     La hay. Siempre la hubo. Si no aquí, allí. Y entre aquí y allí hay menos de 14 Klm
     -     ¿Te refieres a España?
             España aún no había concluido la desarticulación de su política cultural en la ex zona norte de su protectorado en Marruecos. Seguía con  su generosidad geopolítica « sacrificando » una decena de becas, permitiendo de esta manera a unos pocos antiguos colonizados proseguir sus estudios superiores en  Madrid, Valencia, Zaragoza o Sevilla.
A nadie en el país vecino importaba si, como escribió Julio Parres Aragonés, un español que se consideraba como tetuaní de pura cepa y: «…la bella ciudad mora, ciudad de rancio abolengo literario y aristocrático, cuna de hombres eminentes y guardadora de apellidos hispanos y de ricos y conmovedores tesoros históricos… como la casa de Alarcón, donde escribió su «  Diario de un testigo », la del Barón de Riperdà, Ministro de Felipe V, »[5]
¿Tetuán debía o no permanecer incrustada en la memoria de quienes la colonizaron y le debían reparo o por lo menos atención o si no, consideración o compasión ?.
Aunque en Madrid se examinaba el medio de llevarse «  hasta los  muertos  »[6] de Tetuán, Sidi Ifni y más tarde de Layun, Dajla o Bojador, en las vacaciones de verano u otras, se veía a los estudiantes recién regresados de España inventivos y entusiasmantes, aportando un nuevo-antiguo suspiro a la ciudad y a su gente.
Constituían, para muchos, la más serena de las transiciones. En Tetuán encontraban a sus paisanos contando con peseta, con los himnos «  nacionales » del Madrid o del Barça y una inclinación identidaria que no se atrevían a definir.
     -     Son otra cosa. Se acabó la «  indigenización »
El pensador argelino, Malek Benabi aún no se había atrevido a inventar su «colonizabilidad » y a nadie se le ocurría preguntarse en Tetuán o fuera de ella si en 1912 los marroquíes éramos o no  «  colonizables ». Pero era evidente que muchos veían, no se sabe por dónde, lazos de parentesco o de posible e incluso condenada cohabitación pacífica y pacifista con «  los de la otra orilla ».
     -     Las vicisitudes de la historia común nunca contribuyeron ni contribuirán a acercar a los dos pueblos
     -     Pues será  allí en España donde se sigue con la morofobia. Aquí en Marruecos el español es respetado y considerado
     -     Se deben establecer nuevas pautas de las relaciones bilaterales
     -     No hace falta. Personalmente me conformo con un respeto mutuo
     -      ¡Joder! Fíjate, tίo, si te conformas con poco
Lo cierto es que los estudiantes marroquíes en España, cada cual a su manera, a su nivel y en sus respectivas familias, cambiaron hasta la sociología del consumo aunque no faltaba, como era de esperar, quien calificara esto de acto de autodestrucción o cuando más de reminiscencia colonial.
Una auténtica quiebra del legado común reciente y antiguo. Un conflicto de la memoria.
Nadie reivindicaba otra identidad. Tenían la suya y se sentía orgulloso de lo que es y fue siempre. Pero se fijaba en la de otros. Trataba de comprender mejor. De saber más.
Sin embargo su nuevo modo de vestir a la moda en Málaga, Madrid o Barcelona, su atrevida manera de inspirar cierta familiaridad con su país huésped y su forma de compartir sus pasiones rozaba la ignominia.
     -     No ser inferior a nadie es un derecho inalienable
     -     ¿Y quién te ha dicho que eres inferior?
     -     Vuestra exagerada autosugestión
La franqueza y la simplicidad irrumpían triunfalmente en un curso de conversaciones, increíblemente bloqueado, casi oxidado, desde hacía lustros.
Tetuán estrenaba manera de ser, aunque nadie tragaba lo de los « aspectos positivos de la colonización ».
En las vacaciones de verano junto a « los de España » regresaban a la ciudad los estudiantes  en otros países, sobre todo de las universidades de Oriente Medio.
     -     Una auténtica encrucijada del saber
     -     Todo un orgullo para la ciudad. Por esto la llaman Tetuán, la sabia
     -     No usurpes adjetivos. Es Sus, la sabia. Pero no importa en qué lengua aprendieron ni quién les inculcó...
     -     Que ahora saben y punto
     -     Son el presente y el futuro
     -     Y nosotros el pasado
     -     No. Nosotros somos como ellos pero a cada cual su oportunidad y su envergadura
     -     Si fuéramos todos reyes ¿ a quién gobernaremos.. ?
     -     Tú siempre con tus extraños sueños
     -     Para no tener que decir un dίa que prefiero ser un ilegal allí que un legal aquí
En Tetuán se comenzaba a hablar de una simplicidad luminosa.


[1] Versículo del Trono ( Corán )
[2] Pipa en la que se fuma el kife
[3]  Apellidos de algunos dirigentes del movimiento nacional en la era del protectorado español en el norte de Marruecos ( Tetuán )
[4] Dicho árabe
[5] Julio Parres Aragonés, «   Tetuán y su Atlético »
[6] Una referencia de Juan Goytisolo en relación al retroceso de Sidi Ifni

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