Con el conflicto sirio y el crucigrama iraki vuelve a desaparecer la “real politik” abriendo la vía a la guerra fría (o la paz caliente) que muchos creían literalmente remota.
Siria es pretexto. El objetivo estratégico es
construir un escudo protector para Israel. Para ello se debe debilitar a Irán y
privarla de aliados en la región en la que solo deben existir Arabia Saudita,
un enemigo declarado de la republica islámica de Irán, Irak, desde hace zona colonia
inconfesada de Estados Unidos, Turquía, miembro de la OTAN y virtual nuevo gendarme
de la región (ya que Israel lleva decenios sin poder ganar una sola guerra en
Oriente Medio, perdiendo hasta frente a Hizbolah y Hamas), Egipto, magistralmente
convulsionado y en constante crisis y al resto del mediterráneo árabe en plena
incertidumbre, bajo el amparo de una amenaza terrorista “genial” y minuciosamente
creada para “distraer” a todo el mundo. Al otro lado están Afganistán y Pakistán,
ambos enfrentados a la amenaza de Al Qaida y a la dependencia de su decisión frente
a la substanciosa ayuda americana.
Queda Rusia que, con su única base naval en el Mediterráneo
(Tortoss en Siria), se ve involucrada en el conflicto sirio y condenada a
jugarlo todo por todo porque, para ella, se trata de “To be or not to be”.
Alargar el conflicto sirio, inventando
oposiciones “moderadas” y “ejércitos libres” obligando a otros que paguen, es
dar un plazo suplementario a Israel de prepararse debida y convenientemente
para hacer frente a todas las eventualidades.
La guerra en Siria y el reciente intento israelí de
exterminar al pueblo palestino en Gaza han demostrado por lo menos dos cosas:
a)
Por un lado que en
Oriente Medio un relevo del papel de
Israel en tanto que gendarme regional es, para la salvaguarda de los intereses estadounidenses y occidentales en general, indispensable.
b)
Por otro, los tres años
que ha durado el conflicto sirio han demostrado que Turquía, país musulmán, miembro
de la OTAN y que
no representa absolutamente ninguna amenaza contra el Estado sionista, hasta
hace poco postulante a remplazarlo en el papel de gendarme de Oriente Medio, lo
ha dejado de ser por incumplir sus promesas a Washington de “acabar con el régimen
de Bachar Al Asad en pocas semanas”.
Finalmente con o sin
Daech, Estados Unidos ya ha comenzado a preparar el pos-Daech en el que no se
debe descartar ninguna sorpresa.
Y es que EE.UU. no
tiene ni amigos ni enemigos, sino intereses y desde hace años abandonó la opción
de alianzas estratégicas para limitarse a agentes y domésticos.
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