“Cuando se me ha comunicado la noticia, me quedé
perplejo. El jugar en la selección española es un sueno. Por ello estoy muy
feliz. Se trata de un sueño que se hace realidad. Voy justamente a aprovechar
las oportunidades y dar lo mejor de mí. Es un motivo de orgullo jugar con la
‘Roja’. Es lo que quiero hacer”. Palabras del prodigio hispano-marroquí del
Barça (y ahora de la selección española) el hispano-marroquí Mounir Haddadi.
Lógico.
Es su derecho. La decisión le incumbía y ha
decidido. No era fácil, eso si, elegir entre el padre biológico y el padre de
adopción, donde nació, creció y se formo, que es más importante.
Para el seleccionador español Vicente Del Bosque,
independientemente de la psicología del rumor y del… humor de muchos, se
trataba, desde la desbandada de la ultima Copa del Mundo de Brasil, de inyectar
una fuerte dosis de juventud a la “Roja” y Haddadi presenta todos los indicios
y las características de esta estrategia de rejuvenecimiento de la selección,
que dirige.
También es verdad que el mes pasado el joven
delantero del FC Barcelona afirmaba querer y visitar todos los años a Marruecos.
Querer y visitar no significa n i mucho menos
quedarse rehén de unos incompetentes dirigentes del fútbol marroquí: que el
ministro de juventud y deportes, Mohamed Ouzine se fue a mediados de agosto
pasado a asistir al partido contra Elche y para contactar al joven jugador. No.
No lo hizo, alegando que “era el papel de la federación”, la cual replicó,
afirmando que “era función del ministro” que el entren ador Badou Zaki
“prefiriera esperar… ”, que algunos “genios” de la federación marroquí de
fútbol “creyeran “que estas cosas se deciden en familia” incluso en España y en
Barcelona. Por ello el entrenador de la selección nacional olímpica se fue a
ver… no al jugador, sino a su madre, la cual en un brote de patriotismo (y es
normal) dijo que su hijo no jugarà con nadie, salvo con la selección marroquí…
luego toda rectificación seria útil e incluso indispensable.
A esto se llama corregir el tiro… pero el tiro ya
había salido. Sin embargo era fácil imaginar que un jugador de la talla y de la
envergadura profesional de Mounir Haddadi, por más joven que fuera, tiene
agente, consultores y sobre todo… sobre todo, intereses. La familia y el país
son otras cosas.
Esto se llama confundir la velocidad con el tocino.
¿Cuántos jugadores marroquíes (nacidos, crecidos
y formados en Marruecos), por intereses profesionales o económicos, han
preferido jugar ( y juegan actualmente) en clubes extranjeros?
Ahora bien, ni el ministro Ouzin, ni el
entrenador Zaki ni el de la selección olímpica ni nadie en este país o en
España puede quitarle a Mounir Haddadi su nacionalidad marroquí y Marruecos de
su corazón.
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