Lo hemos dicho más de una vez: El « Estado islámico » (antes EIIL) y las atrocidades (las misiones) que comete (que le fueron asignadas) no son más que un pretexto. Los objetivos de sus creadores son otros, que solo el tiempo, la coincidencia providencial y la ingenuidad y la torpeza de quien calcula mal la legendaria e inalterable comunión entre los musulmanes y cristianos árabes, pueden y van a desvelar.
De hecho, aunque el gran
advenimiento fue literalmente sofocado por le salio el tiro por la culata, algo
se ha podido con ocer.
De este modo, las tentativas
de formar una alianza israelí-kurda-cristiana en Oriente Medio a través de la creación
de cierta “intolerancia” respecto a los dos últimos con el prefabricado
anglo-sionista “EI” han sido desbaratadas por Monseñor Laham en la sede del
Congreso americano.
En efecto, el Patriarca de los
griego-católicos, Gregorio III Laham reitero ayer su posición tomada durante su
retirada de la cena organizada al margen de un congreso sobre la “defensa de
los cristianos de Oriente” en Washington para protestar contra las palabras del
senador americano, Ted Cruz el cual insto a los cristianos a “hacer la paz con
Israel” insinuando que los musulmanes son enemigos de los cristianos y de los judíos.
El patriarca indico al
respecto que se ha negado a participar en una reunión “ambigua sobre la situación
de los cristianos, en la que senadores americanos trataban de aprovechar la ocasión
para tomar posiciones hostiles a los regimenes, a los pueblos y a la coexistencia”.
El Patriarcado ha recordado en
un comunicado que “el Patriarca Laham, el Patriarca Younas y el Arzobispo
Zehlaoui se habían negado a participar en dicha reunión, lo que ha obligado al
director del Congreso a informar al patriarca Bechara Rahi y al Patriarca Aram
Primero Kechichian, los cuales abandonaron también esta reunión”.
Ante tan clara lección a
Estados Unidos, sus senadores, sus planes, sus conspiraciones, sus estrategias
para salvar a Israel, desde hace lustros incapaz de defenderse y sobre todo, a
los satélites de Estados Unidos en la región, no cabe más que quitarse el
sombrero (si se tiene) e inclinarse de respeto a tan inhabitual, desde hace
décadas, valor moral, intelectual y religioso en nuestro pobre y corrompido
mundo árabe.
¡Aun hay escrúpulos, Baldomero!
, honestidad y esperanza de que un día no lejano veamos a “Daach” convertirse
en un Ejército del Líbano Sur y sus máximos dirigentes en otros Saad Haddad y
Antoine Lahad.
La historia se repite, pero
pocos sacan las lecciones pertinentes.
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