III
Sin embargo en pocos
países como Marruecos ha habido tanta adulación, tanto amor y tantos cruces de
destinos con los mandatarios.
En Jamaa Al Mezouak
las cosas eran distintas hasta hace pocos años. Se vivía de espaldas al país y
se creía que todo tenía un precio. Aquí, como en otros países y ciudades del
mundo musulmán, lejos de la decadencia y ocaso anunciados a bombo y platillo,
el llamado Islam político sigue encontrando a incondicionales adeptos. Pero
contrariamente a lo que se piensa a menudo, ello no se debe al vacío dejado por
las grandes ideologías, sino simplemente porque el fundamentalismo y su
principal vertiente: el fatalismo constituye la mejor de las terapias ante la
pobreza, la exclusión, la injusticia y la humillación.
Con el paso del
tiempo, Rabat se dio cuenta de que su misticismo solo era comparable con su
utopía ritual. El barrio parecía mas a uno de Kandahar que a sus semejantes de la Comunidad Urbana
de Tetuán. La negligencia de las autoridades locales y nacionales invitó a sus
habitantes a perderse en un laberinto anarquista tildado de confesional,
olvidando su adhesión irreducible a su ciudad y a sus, según sus habitantes,
legendarias tradiciones.
Se pensaba con las
ideas de otros y se respiraba la desconfianza venida de más allá.
En sus, últimamente
casi providenciales visitas al barrio, Yussef no compendia por qué tanta
inurbanidad. Había prometido a su madre de construirle una villa como la del
Sr. Sedraui[2].
—
Con sus rosarios y los
extraños gorros que no sé de dónde los saca, no creo que pueda ayudar gran
cosa.
—
El tío cambió
radicalmente.
—
Para mal.
—
Bueno, yo no he dicho
esto.
Ni reconocía a sus
antiguos amigos ni ellos querían reconocerlo.
— Un magnífico prototipo
de lo que debería ser la lucha contra la inmigración clandestina.
— Y legal… si él vive en
España yo prefiero seguir viviendo aquí.
— ¿Por qué no se vaya a
Afganistán?
—
Pues… no te preocupes acabará
allí.
Ayer y hoy. Aquí y
allí. Dos mundos distintos y casi distantes. Dos universos alternativos.
—
Patria es la que te da
pan.
—
Pan y… dignidad.
—
¡Amigo! Con la pobreza
no hay dignidad. La necesidad te desvalija de todos tus valores. 2 900
personas murieron, intentando llegar a donde está y no lo aprecia en su justo
valor Yussef El 75% de ellos sub.-saharianos. Muchos en el Mediterráneo o en el
Atlántico pero la mayoría al atravesar el Sahara.
¡Maldita pobreza que
obliga a algunos a precisar después de revelar su nacionalidad que « nadie es
perfecto»!
En Jamaa Al Mezuak
nadie conoce la frontera entre la pobreza y la riqueza. El tráfico ilícito de
hachich la venta de productos de contrabando, procedentes de la vecina Sebta
enturbian los parámetros sociales y económicos.
Los que tienen y los
que tienen menos. Los adinerados y los nuevos acomodados. El barrio de los
contrastes. El barrio de todo. El barrio de nada. El barrio que rechaza toda
seguridad espiritual. El barrio donde la religión tiene fines políticos. El
barrio donde los héroes han cambiado de fisonomía y de nacionalidad.
Jamaa Al Mezuak vive
de espaldas a la realidad. Por ello Yussef ha tenido poco…muy poco que explicar. Poco se
le ha preguntado.
—
Este regresa
exactamente como se fue.
—
Peor que como se fue.
Nos regresa con más mala leche.
Los islotes de
opulencia eclipsaban de manera surrealista la carencia y la escasez. Las
fronteras entre ambas eran siempre indecisas e indefinidas. La tierra donde
todas las semanas son santas. Todas las semanas, todos los días y todos los
instantes. Nadie podía ni debía cambiar el curso de los acontecimientos.
Todos eran igual ante…
Dios, dispares entre la sociedad civil y variopintos ante la autoridad. La ley
del más excluido… del que nadie ayudó…nadie quiso reconocer… del que se obligó
al auto-exilio.
Contrariamente a
otros, Yussef regresaba al país sin vehículos de lujo, ni pulseras de oro ni
economías para construir. Regresaba con otras ideas, otra visión de la vida e
ideas que rozaban el pecado. Nada que podía atraer a amigos ávidos de limosnas
bajo forma de generosidad y de caridades envueltas en papel regalo… ni siquiera
para contribuir a la construcción de una nueva mezquita.
—
¿Pero, qué coño
fabrica este en España?
—
Si no dan, nadie sabe
lo que hacen en su destierro. Que sois una banda de mendigos. Peor que los
vampiros porque ellos por lo menos chupan la sangre, vosotros chupáis el sudor
y las lágrimas.
El gran éxodo. Como
otros buscaron y encontraron una patria usurpada, ellos se fueron y nunca
encontraron su Dorado soñado. Se fueron con sus crucigramas dogmáticos y sus
conjuras doctrinales o rituales.
[1] De dinastía alauita de
la que es descendiente el actual monarca Mohamed VI
[2] Nombre de familia de una
de las ricas familias de Tetuán, dueña, entre otras cosas de autocares de
transporte local y nacional.
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