¿Es Marruecos un país competitivo o un Estado emergente? ¿En
qué categoría podemos clasificar la economía marroqui en relación a los demás países?
A estas y otras preguntas y reflexiones sobre el modelo
de desarrollo nacional ha respondido el rey Mohamed VI en su discurso de anoche
(miércoles) con ocasión de la conmemoración de la “Revolución del Rey y del
pueblo” considerado por los observadores en Rabat como la continuación del
discurso del Trono el 30 de julio pasado.
Mismo planteamiento de las cuestiones candentes, mismo
acierto en el diagnóstico de los problemas y de las soluciones y misma preocupación
real para evitar a Marruecos caer en las imperfecciones de un desarrollo con
dos velocidades, que enriquezca todavía más a los ricos y excluya más a los
pobres “de la dinámica de desarrollo, exponiéndolos a más pobreza y a más privación”.
En su diagnóstico, el monarca marroquí ha citado una
serie de prometedoras realizaciones económicas en los sectores de la agricultura,
de la pesca y de la industria, susceptibles de permitir, en principio al reino
acceder al rango de economía emergente.
Reconociendo que este “modelo de desarrollo ha alcanzado
un nivel de madurez que le permite entrar definitiva y de manera merecida al
concierto de los paises emergentes”, el rey Mohamed VI ha instado a “corregir
los defectos” de la economía, en los que la competitividad en los mercados
internacionales sigue siendo, según el soberano marroquí, la materia pendiente
de Marruecos, debido al “esparcimiento y la debilidad del tejido industrial y
de la competitividad del sector informal”.
Una situación que exige, subraya el Rey de Marruecos, “la
puesta en pie de grupos fuertes y empresas potentes que permitan reforzarlos
pilares de la economía nacional, tanto, para hacer frente a la competitividad
internacional como para tejer partenariados con las pequeñas empresas
inherentes de favorecer el desarrollo a nivel nacional”. Un diagnóstico, como
escribe esta mañana Yabiladi, anunciador de próximas fusiones de empresas marroquíes
para hacer de ellas líderes nacionales.
Y, como en el discurso del trono del 2013,el monarca marroquí
ha reiterado sus agradecimientos a los gobiernos anteriores, lo que ha sido
interpretado por los observadores en Rabat, como una referencia del retraso del
actual gobierno en la realización del progreso, aprovechando la herencia del
gobierno precedente.
No obstante, pese a esta pequeña divergencia de puntos de
vista, el rey, anticipándose a una entrada que se anuncia difícil para el
ejecutivo, no ha escatimado elogios sobre la acción de los sindicatos. Un
mensaje destinado a las centrales sindicales y al gobierno a fin de encontrar
compromisos sobre los expedientes candentes como lo es, por ejemplo, la reforma
de la Caja de Jubilacion.
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