La policía ha anunciado esta mañana (miércoles)
el arresto de 47 manifestantes durante la noche pasada en Ferguson, ciudad del
Missouri, sacudida por una decena de días de agitación de carácter racial,
desencadenada por la muerte de un joven de color, Michael Brown asesinado, el
pasado día 9 por un policía blanco de la ciudad.
Testigos oculares hablan de muertos y heridos
que, a tanto la prensa estadounidense como la occidental no parece interesar.
Una autopsia realizada demostró que le dispararon
al menos seis veces, incluyendo dos veces en la cabeza.,
No había señales de lucha con el oficial ni de
residuos de pólvora en el cuerpo aunque la versión oficial ha maquillado
totalmente el curso de los sucesos.
Las organizaciones de derechos humanos que
proliferan por Estados Unidos y otras capitales occidentales, muy prodigas
cuando se trata de países en el punto de miras del apetito estadounidense y
europeo no han dicho, hasta ahora, es boca es mia.
Como se esperaba, el capital Ron Jonson,
responsable de las operaciones de mantenimiento del orden, ha anunciado también
haber confiscado tres “armas” durante la primera manifestación pacifica de
anoche.
La policía local y la Guardia nacional emplearon
gas lacrimógeno y granadas de aturdimiento contra los manifestantes y como
ocurre con las intervenciones en otros países del mundo el presidente Barack
Obama dijo (al gobernador Jay Nixon) que el uso de la Guardia Nacional
debe ser limitado.
Paralelamente, en Sanaa (capital del Yemen)
decenas de miles de manifestantes piden, desde hace casi una semana, la dimisión
del gobierno y protestan contra la carestía de la vida.
Ningún muerto, ningún herido y ningún arresto.
En el Cairo (Egipto) a pesar de la efervescencia social,
el recrudecimiento de las reivindicaciones políticas y las múltiples “fatuas”
americanas de “respetar” los derechos humanos y la “democracia” se procede a
menos arrestos.
Lo de Ferguson y el modo de solucionarlo,
constituye un boton de muestra para todos los países del mundo, los tercermundistas antes que otros del respeto de Estados Unidos, que no cesa de injerirse cuando se trata de otros, de los derechos humanos.
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