Nadie, hasta ahora, ni
siquiera la propia Israel se ha atrevido a censurar el inalienable derecho de expresión
y de…manifestación. Nadie, salvo Francia de los “valores” democráticos, que, basándose
en argumentos literalmente insostenibles, casi abstractos.
Campeona y sin preocuparse de
de “los graves riesgos de alterar el orden publico” cuando se trata de gestos,
iniciativas o manifestaciones anti-árabes o anti islámicos o cuando se trata de
dar impulsos a sus satélites en Siria, en Irak y en otros puntos de la geografía
árabe, Francia esgrime esta vez el surrealista argumento de que “las
condiciones para que el proyecto de manifestación prevista para mañana en Paris
se desarrolle en toda seguridad no están reunidas hoy”. Ella que envía
instructores militares, armas, apoyo político y diplomático y todo tipo de
intendencia militar y política a Siria y a otros países árabes para
desestabilizar a sus regimenes, descubre, de sopetón que es incapaz de
garantizar el orden publico ante quien se atreviera a condenar la barbarie israelí.
“La republica no es compatible
con el odio. La republica no es compatible con la xenofobia. El antisemitismo no
puede hablar otra vez porque sabemos en que va a desembocar”.
Palabras del ministro francés
del interior, Bernard Cazeneuve el cual no quiso precisar que “su republica” no
debe tolerar que se denuncien las atrocidades de Israel.
No importa si la decisión francesa
esté en flagrante violación de una de las libertades fundamentales.
Así es Francia… así es su
pretendida democracia y así son sus “valores” republicanos.
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