Todo apunta hacia la más que
posibilidad de que Francia no está dispuesta a dejar de sorprendernos por sus decisiones respecto
al mundo árabe y sus problemas a los que ha contribuido “eficazmente” a crear.
Niña
cristiana con una pancarta que dice: "Soy irakí. Soy cristiana".
Después de enviar infructuosamente
armas, municiones, instructores militares y todo tipo de ayudas y apoyos para
desestabilizar a Siria, creando monstruos como “Daich” o “Estado islámico en
Irak y Levante” e impulsando la nefasta acción terrorista de Al Qaida hasta
alcanzar hoy por hoy Libia, Túnez y otros países del mundo árabe, Francia
anuncia estar dispuesta a… no hace lo mismo para contrarrestar al autor del
crimen y de la persecución, sino simple e irracionalmente a “favorecer la
acogida de los cristianaos de Irak, victimas de ‘persecuciones’ de los ‘yihadistas’”
que ella misma ha contribuido a su creación y desarrollo (eso lo decimos
nosotros).
O sea: ¡Otros refugiados
palestinos! Esta vez irakies. En vez
de buscar, como se ha buscado a base de miles de millones de euros o de dólares,
derrocar al régimen sirio, lo que se debe hacer es poner término a esta comedia
terrorista que ya ha durado, gracias a Francia y otros países occidentales, más
de lo suficiente.
Los cristianos de Irak son irakíes
y así lo manifiestan lacónica y constantemente. Deben regresar a sus hogares,
junto a sus hermanos musulmanes y para ello no hay más que una solución: en vez
de terminar el “trabajo” del EIIL, desembarazándolo de un problema al que no
puede hacer frente ni moral ni bélica ni políticamente, se debe ayudar a estos
hermanos cristianos a volver a sus tierras, a recuperar sus bienes y sobre todo…sobre
todo, a recuperar su dignidad perdida entre las persecuciones del EIIL y la
complicidad de Francia y de otros.
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