Según « Jeune Afrique » Economía y Finanzas: Marruecos en el punto de mira



Inmunizado ante el extremismo religioso y perdonado por la explosión social que habían azotado a los demás países de la llamada « Primavera Árabe », Marruecos se encuentra enfrentado a muchos otros desafíos : enderezamiento de las finanzas publicas, diversificación de la economía, reducción de las desigualdades etc. Las reformas son acuciantes.
Hace tres años, en el contexto de la “Primavera Árabe”, Marruecos había tomado un giro económico y social que se imponía. Para responder a los múltiples deseos y esperanzas expresadas y compensar el mediocre crecimiento de Europa, principal cliente del reino el gobierno marroquí abrió las venas presupuestarias.
Balance: Si el paro ha sido controlado, los dos déficit “gemelos” del presupuesto y del comercio exterior se ha, agravado, paralelamente a una baja de las reservas de cambio, sin que la maquina económica marroquí diera prueba de un mayor dinamismo.
Hoy, de nuevo se impone el cambio que promete ser delicado. En este sentido Abdelilah Benkiran, líder del llamado “islamismo moderado” del Partido de la Justicia y Desarrollo (PJD, Jefe del gobierno marroquí desde el 2011 parece haber optado por un astucioso ‘cocktail’ político-económico como el que había servido antaño al ex presidente de Brasil, Luiz Lula da Silva.
Por un lado, privilegia el realismo económico y la ortodoxia del presupuesto, lo que” seduce a los inversionistas y coloca al lado los sueldos, anunciando un alza del salario mínimo de 10% en dos anos a partir de julio “un riesgo de perder la competitividad reducciones de empleo” como alega la patrona del patronato, Meriem Bensalah Chaqroun e instando incluso al boicoteo de los yaourts Danone para protestar contra el aumento de sus precios.
Este abismo entre el rigor y populismo como el doble rostro que ofrece hoy un país en obras, cuyo régimen ha sabido evitar la explosión social y el extremismo religioso, sin, no obstante renunciar a las reformas sociales y económicas que su rey, Mohamed VI pilota con una sutil lentitud. Si Fitch Ratings acaba de mantener la nota (BBB -) de Marruecos, ha sido gracias a “su gobierno que parece lo suficientemente fuerte como para poner en pie reformas potencialmente impopulares, explica Arnaud Louis, director asociado de la agencia de notación.
Y es, también, porque su déficit presupuestario ha bajado de cerca de dos puntos el ano pasado y que accede fácilmente a los mercados de los capitales. En una África del Norte caótica, Marruecos se presenta como un oasis de estabilidad.



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