El ministerio marroquí de Interior acaba de presentar un recurso judicial
en Marruecos contra 3 personas y una ONG francesas por “denuncia calumniosa,
ultraje a las autoridades, dolo y difamación publica” después de haber encargado a cuatro abogados, el 25 de marzo
pasado, de hacerlo en Paris “en nombre del Estado marroquí”.
Recordemos los hechos: Hace unos meses la justicia francesa irrumpió en la
embajada marroquí en Paris a través de una cuadrilla de policía donde entrego
una convocación emitida en nombre de un alto responsable marroquí, esquivando,
de este modo, al magistrado marroquí en función en Paris a titulo de cooperación
judicial.
Toda una profanación de los usos y costumbres judiciales y a los acuerdos
firmados y rubricados entre los dos países.
Al protestar contra tan desdeñable acto, el entonces el gobierno de Ayrault
le contesto con un portazo alegando la “independencia de la justicia francesa”.
Mismo asunto, otro país y la misma intención de extraviar esta “independencia
de la justicia” pero esta vez por parte de los propios profanadores galos.
Desde hace días los medios oficiales franceses y bancarios se encuentran
quebrantados por la monstruosa multa impuesta a BNP Paribas por la justicia de
Nueva York: 10 000 millones de dólares.
Los oficiales franceses a su frente el propio presidente Hollande trataron
de defender al primer banco francés, intentando influenciar a la justicia de
Nueva Cork a través de la Casa Blanca
Respuesta americana: “En Estados Unidos, la justicia es independiente y que
los jueces no reciben ordenes de nadie… ni siquiera de Barak Obama”.
Dos concepciones, la misma “chorrada”. O lo que es igual: geometría variable…
o lo que es más exacto: geografía variable pero el mismo resultado.
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