Camino al exilio,
uno de sus encrucijadas
soleado,
un peregrino se acercó a mí.
Le pregunté: ¿quién eres tú?
Él respondió: Yo soy el hijo
del Islam,
la palabra del Profeta
es la fuente de mi ser,
Es una canción continua
en el oasis de mi alma.
Le pregunté:
¿Qué tienes que enseñarme?
Una suave luz encendió sus
ojos.
Él dijo: adoración.
Soy la gota de rocío se evapora
bajo el sol de la cara, por su
propio bien.
Un peregrino que vino por otro
camino
se acercó a nosotros.
Le pregunté: ¿quién eres tú
¿y qué tiene que enseñarnos?
Yo soy el hijo del crucificado,
mi vida está en sus manos
como una semilla que
lleva en su vientre
el fruto del amor. Es amor,
Amo a través del amor de los hombres.
El amor es la palabra de vida.
Y judía,
¿Qué tiene que enseñarnos?
La
UEM, lágrimas fluyeron
en el secreto de su garganta.
Él respondió: santidad,
Sed santos, porque yo soy
santo dice Jehová.
Que nuestro amor y nuestra
adoración
ser coronado de santidad,
Entonces sabremos su nombre.
Se abrazaron para la despedida,
dejando sus pasos llevar a
Jerusalén.
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