DE NUESTRA EMBAJADORA CARMEN ROJAS LARRAZABAL (VENEZUELA)
v
Soy mujer y
Digo NO
Â
Al
traficante del dolor que
lucra con
la esperanza de los pobres.
Digo no, al
Dictador del siglo XXI
en Este y
Oeste, Norte o Sur,
que calla
con la muerte y el descaro
cada grito
y corta con latigo ignorante,
la
confianza de su pueblo.
No al
Dictador de guante blanco queÂ
amarra de
pies y manosÂ
el futuro
de su gente.
Digo NO, a
la represion vendida
en cajas
doradas con lazos de paz, Â
signo de
igualdad
escrito con
dos dagas paralelas.
No, a
 comprar el pensamiento
y venderlo
 con descuento,Â
en los
mercados publicos.
Â
Digo
NO,
a vender
los derechos del alma,
a buscar
soluciones ajenas
para un
dolor diferente, vengan de donde vengan.
Digo NO, a
la tragedia
de la piel
que no es como la tuya,
a la voz
que estalla y se quiebra por dentro
porque solo
tiene derecho
a
expresarse dentro de la fragilidad de su propia botella.
Digo no a
dejarse conquistar,
por el
dinero o por  ideales fallecidos.
Â
Digo
NO,
a que los
hijos del planeta
tengan que
renunciar a sus suenos,
No, a que
no puedan saber
si comerán
mañana
mientras
dentro de una frágil,
existencia
colgada en el Universo,
decidimos a
sangre y puño,
quien se
quedará con el poder
de seguir
girando en un planeta mas,
entre
tantos que no conocemos,
al que le
vamos contaminando el aire,
el agua, la
luz y la esperanza,
Restandole
vida a nuestro tiempo sobre
el.
Â
Digo
no,
a elegir un
mal u otro,
a OLVIDAR
para curar el dolor de antes y el de hoy,
No, a
repetir el error
que causo
la herida que hoy no sana.
Â
Digo
NO,
a reclamar
la solucion personal
al costo en
efectivo del corazon de nuestros semejantes,
a fingir de
nuevo
sobre los
surcos vacios de  los pueblos del mundo,
y
multiplicar las manos
que
imploran como antes
por una
semilla de esperanza que sembrar.
Â
Digo
no,
a que me
arranques la vida
por tus
momentos de felicidad,
a que vivas
del recuerdo
aunque mi
ultimo aliento
cuelgue del
puñal en tu mano,
y sea mi
sangre la que aun
corre por
tu brazo.
Â
Digo no, a
los versos de amor,
huerfanos
de tantas promesas
hechas en
la emboscada del
egoismo y
la injusticia.
Siguen
siendo un crimen
porque
aunque anónimo,
quien te
creo, dio una orden
y no una
sugerencia.
Â
Digo
no,
a que mi
padre insista que es porque me quiere
que tengo
que vivir en el patio de la casa,
y racionar
hasta el alimento de mi alma.
NO, a que
puedo ser libre
a cambio de
ofrendar lo que me pertenece
al
irreverente volcan extranjero de fuego y ambicion
para
asegurar la lluvia sobre mi siembra.
Â
Digo
Si,
a la
revolucion de los suenos por la vida y por la paz,
por la
justicia y la esperanza,
por la
LIBERTAD y la Unidad de la Humanidad.
Despues de
todo,
quizá
 asi podremos vivir unos dias mas
sobre este
planeta e ilumine sin eclipse, la luz de
ser mujer,
y mas que eso,
de ser
HUMANO.
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