A pesar de cierto aumento a mediados del día de hoy, la participación en
las elecciones europeas, juzgadas por unos (los este europeos entusiastas
cuando se trata de la UE
como “escrutinio de segundo orden sin gran incidencia sobre su vida cotidiana”
y “porque la UE no
es una cuestión que polariza la atención de los propios europeos”, según otros.
“Si la participación supere el 20/ no será un drama”. La valoración es del
primer ministro polaco Donald Tusk, uno de los “mas papistas que el papa”
europeos.
En este mismo orden de ideas, los eslovacos, campeones absolutos de la
abstención en todo tipo de comicios europeos creen que su pais “obtuvo la
adhesión a la UE
hace 10 anos con la libertad de circulación de hombres y la moneda único y no
es necesario estar al loro de lo que pasa en la Unión”.
Lo miso dirán los demás ex miembros del “bloque del Este” miembros de la UE y lo mismo dirán lo que se
preparan a una eventual adhesión.
A pesar de los enormes beneficios que sacan estos países de su adhesión a la UE como por ejemplo los enormes
fondos estructurales, Bruselas sigue siendo para ellos una cosa lejana sin
verdadero impacto sobre su vida cotidiana.
Este euro escepticismo en Europa Central y oriental se manifiesta
inmediatamente después de la obtención del boleto de adhesión en la UE, lo que plantea la legitima
interrogación de si la UE
vence o convence. O sea que si seduce o corrompe para la adhesión.
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