Corregido y
actualizado, el actual articulo, publicado en otras tribunas, cobra frescura y
actualidad tanto en España como en donde se tiene una errónea idea de este
prefabricado problema del Sahara.
Desde la firma del
Acuerdo Tripartito de Madrid, el 14 de noviembre de 1975 entre los gobiernos de
España, Marruecos y Mauritania, cuyo texto fue transmitido al Secretario
General de Naciones Unidas, el 18 de noviembre de 1975, entre las muy pocas
constantes comunes en materia de política exterior de los diversos actores
políticos españoles figura lo que podríamos calificar de consenso bajo forma de
geometría fluida en torno a la cuestión del Sahara.En efecto, con o
sin pedagogía alguna y con la misma e inconcebible inconciencia dialéctica, con
sus sueños inciertos, unos, en días siguientes electorales otros, con
exhibiciones de una marroquí fobia primaria, izquierda y derecha y demás
fuerzas políticas prefieren aferrarse al estado vegetativo de la
solución-crucigrama de este territorio antiguamente colonizado por su país
Para ellos y para
los que los mueven, Tarfaya, Sidi Ifni, Tan-Tan y otras localidades que
formaban parte de este mismo “territorio del Sahara español” y que fueron razonable
y debidamente negociados y retrocedidos a su dueño marroquí sin bombo ni
platillo, en espera del retroceso del resto del territorio colonizado por España
sin “marimorenas” de la izquierda ni de derecha ni de polisarios que aun no existían
ni de Argelia que aun no “aspiraba” al liderazgo magrebí y aun sin este mortal síndrome
de deficiencia geopolítica adquirida, es del “otro” mundo. O lo que es casi
igual: de otra realidad geopolítica.
Al unísono,
esmaltando la verdad, no por modestia, sino por miedo a desagradar a su
electorado “progresista” y “democrático” y cualquiera que fuese la invitación a
la reflexión sobre el tema, la exclamación pierde color político, constancia
del pretexto histórico e incluso la lógica de proceder a la biopsia de un
momento y de un destino de quien se había colonizado.
Se olvidan o fingen
olvidar que ningún Estado u organización pan árabe o pan islámica ha reconocido
ni contempla reconocer a estos “hermanos” salidos de las miras expansionistas
de Argelia.
El complejo bajo
forma de “legitimo” argumento para la legalidad internacional es:
¡ El pueblo saharaui
nunca ha sido consultado ! O más ilógico todavía: territorio no autónomo. Aunque
fue justamente Marruecos en 1963 quien inscribió a aquella, colonia española en
el capitulo de los “Territorios no autónomos”. ¿Lo es Canarias, Ceuta o
Melilla? Pero éstas aportan muy poco.
¿ El pueblo saharaui
no ha sido consultado por quién?
Evidentemente la
referencia implícita debe ser a la ex potencia colonial y a través de ella a
Marruecos.
Así que… pese a sus
casi 40 años, debido a la voluntad deliberadamente acrobática de casi la
totalidad de esta clase política o “intelectual” (que, cuando se trata del
Sahara en vez de buscar posibles soluciones a los problemas, busca problemas a
soluciones existentes), por ser de una intransitiva facilidad, el problema del
Sahara sigue a pesar de su, cada vez menos soportable dimensión dramática, con
su mortal frescura.
Los más
intelectuales ( o más demócratas o izquierdistas) reprochan al Acuerdo
Tripartito de Madrid, auspiciado por el Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas, el haber sido concebido, negociado y firmado por dos regímenes
dictatoriales: de Franco y de Hassan II.
No obstante, en
esta dialéctica grosera se olvidan que la independencia del norte de Marruecos
en 1956 fue negociada, aprobada y firmada por los mismos regímenes, bajo los
auspicios de los mismos primeros mandatarios. Lo que lógicamente confiere el
resbaladizo derecho de preguntarse: ¿Debemos considerar esta ineptitud “
democrática” como una invitación a una revisión del pacto de independencia de
Marruecos, procediendo a una re-colonización del norte, objeto de este pacto
entre los dos mismos “ dictadores” en espera de un poco más de democracia en
Marruecos ?.
Extraña austeridad
imaginativa. De cantinela a cantinela. De la monótona “la provincia de
Ifni-Sahara es parte integrante de España” a la insistente y abusivamente
repetitiva “el pueblo saharaui no fue consultado”.
Un dilema ético
porque, entre otras indeficiencias humanitarias, esta airada postura de
despecho por la “arrogancia” en la concepción, mantiene a miles de “refugiados”
o “ secuestrados” en Tinduf, más que vivos, atados a la vida.
Conscientes de su
modesta ecuación histórico-estratégica, unos y otros hacen lo posible para que
el argumento se mantenga eternamente adolescente, encarnando de esta manera con
ardor, un atavismo geopolítico gratuito.
Obviamente, hablar
sin pruebas es difamación o cuando más, moralismo intempestivo.
El tercer artículo
de la resolución de la
Asamblea General de la
ONU sobre el dictamen el 16 de octubre de 1975 de la Corte Internacional
de Justicia de la Haya
a la que recurrió Marruecos (y nadie más) para una opinión consultiva sobre su
diferendo con España sobre el Sahara dice:
La Asamblea General de la ONU insta a los signatarios
del Acuerdo de Madrid (España, Marruecos y Mauritania) a velar por el respeto
de la opinión de las poblaciones sahrauíes, libremente expresada.
¿Fue respetada esta
recomendación del organismo mundial?
Entre las fuerzas
políticas españolas y a través de ellas, amplios sectores de la sociedad civil,
difícilmente se puede encontrar quien respondiera afirmativamente.
Sin embargo, la
evidencia histórica al respecto censura toda duda.
El documento que
vamos a revelar por primera vez en estos largos y tumultuosos 39 años de tira y
afloja en lo que se da por llamar el expediente del Sahara, permite cabal y
fehacientemente responder afirmativamente.
Este es el relato
de una realidad inexplicablemente momificada. una realidad que muchos en
España, conciente o inconcientemente han preferido-prefieren mantener
anestesiada, contribuyendo a la prosecución del drama de miles de “refugiadizados”
en Tinduf:
Un paso hacia atrás
para poder enmarcar el acontecimiento en su verdadero contexto
histórico-jurídico:
El 31 de enero de
1971, en su calidad de potencia colonial, España organizó elecciones en el
Sahara para
formar una Cámara de Representantes de las poblaciones del territorio a la que
dió el muy indígena aunque subjetivo nombre de Jamaa.
El 24 de febrero de
1971 el entonces ministro español de Asuntos Exteriores, López Bravo declaraba
en Túnez que “la fecha del referéndum en el Sahara era una cuestión que
incumbía única y exclusivamente a la
Jamaa saharaui”
Al día siguiente de
esta declaración, la prensa de la época: El Pueblo, de Emilio Romero,
Informaciones de Jesús de la
Serna, “Ya”, El Alcázar o Arriba, entre otros, se preguntaban
en sus editoriales “por qué una consulta si los representantes legítimos de
todos los sahrauíes proclamaron su voluntad de seguir con España, de la que
nunca se separaron”.
Desde entonces el
gobierno español de la época exploró todas las vías y recurrió a todos los
golpes bajos para contrarrestar las legítimas reivindicaciones de Marruecos.
1974: Se comenzaba
a oler fosfatos. El nombre de Bucraa fortalecía la irrealidad entre las
posturas de Marruecos y España respecto a la descolonización del Sahara.
Saliendo al paso de
las decisiones tomadas unilateralmente por Madrid en torno al futuro del
territorio, el difunto rey Hassan II envió, el 5 de julio del mismo año un
mensaje al general Francisco Franco en el que le advertía contra “las
consecuencias de las iniciativas de su país en el Sahara”.
Desde enero de 1975
el Jefe de Estado español comenzó a mostrar una inquietante indiferencia para
con algunas “prioridades” en la política exterior de España. En su entorno,
nadie se atrevía a resolver la ecuación de las enormes riquezas descubiertas o
por descubrir en el Sahara y la inevitable descolonización del territorio.
Naciones Unidas presionaba y a la cúpula dirigente española le faltaban
visiblemente tiempo e…ideas.
En El Pardo una
sólo persona poseía, lo que creía ser la llave de la solución: Carro Martínez,
ministro de presidencia, encargado de los asuntos del Sahara.
El 11 ( o 15) de
marzo de 1975, el Jefe de Estado español, Francisco Franco con los primeros
indicios de la enfermedad que le iba a ser meses después fatal, acompañado por
el propio Carro Martínez ( el mismo que se trasladó y negoció en noviembre a/en
Agadir en plena Marcha Verde, donde se encontraba el rey Hassan II, el “
futuro” del sahara ), el general Eduardo Blanco, Director General de la Seguridad Nacional
y Director de Asuntos del Sahara, El Sr. Mira, traductor del árabe del Gobierno
general del Sahara ( estudió en Tetuán ) y el Comandante José Crespo, Director
Adjunto de los Servicios de Información del gobierno español con sede en Layun,
convocó “ a consultas” a una delegación de los representantes “legítima y democráticamente
elegidos por las poblaciones sahrauíes” ( la lógica de la entonces potencia
colonial), cuyos miembros eran a la vez, diputados en las Cortes Españolas y en
la Jamaa
constituida cuatro años antes.
Se trataba de:
Haj Jatri Ould Sidi Said
Joummani, Presidente de la Jamaa
y jeque de la tribu de R’Guibat, facción Labuihat.
Suilem Ould Ahmed Brahim, alcalde
de Dajla (entonces Villa Cisneros) de la tribu de Ould Dlim, fracción Tagadi.
Jouly Ould Nan, encargado del
programa Juvenil en el Sahara de la tribu R’Guibat, fracción Souaad.
Ahmed el Bachir, tercer
vice-presidente de la Jamaa
en representación de la tribu Izarguíen, fracción Chtouka
Saila Olud Aabidy, presidente del
Cabildo de Layun, representando a la tribu Rguibat, fracción Oulad Chikhe.
Baba Ould Hassana, segundo
vice-presidente de la de la tribu Oulad Dlim, fracción Oulad Baamar. Su abuelo
paterno, fue nombrado por Dahir (decreto real) del Sultàn marroquí Mulay El
hassan Primero en tanto que jefe de la tribu de Oulad Dlim.
Y por último Dr. Brahim Hussein
Mussa, jefe de sanidad (médico-jefe) de la provincia de Uadi Adahab o Rio de Oro,
bajo administración española.
De hecho todas
estas personalidades fallecieron a excepción de Jouly Oulad Nan, quien, en una
edad muy avanzada, vive actualmente en Mauritania y el médico-traductor de la
delegación, el Dr. Brahim Mussa, actualmente Embajador de Marruecos en Caracas (Venezuela).
Tras la lectura por
el Dr. Brahim Musa, del discurso preparado con esta ocasión, el general Franco
reveló a la delegación de la
Jamaa saharaui la, según los servicios de información del
gobierno español en Layún, “probable invasión del territorio por tropas y
civiles marroquíes”. Dichos servicios se basaban en la instalación a partir de
febrero de 1975 en la cercana Tarfaya por Marruecos de una estación de radio
regional llamada “ Voz de la
Liberación y de la
Unidad”, de algunas actividades en el “ Crushe” o Cruce punto
fronterizo con el ex Sahara español del Ejército de Liberación e Unidad,
dirigido, según los servicios secretos de la potencia colonial, desde Tarfaya y
Tah por oficiales de las Fuerzas Armadas Reales y de la Gendarmería Real
y sobre todo a algunas acciones armadas de un Frente Popular para la Liberación de Sakiat Al
Hamra y Río de Oro ( Polisario, en cuyas siglas Sakiat se quedó en árabe
mientras que el intruso Río de Oro se incrustó para siempre en español ). El
informe de los servicios de información del gobierno español en Layún expresaba
“ una justificada sospecha respecto a los máximos dirigentes de dicho frente,
más exactamente al principal fundador del frente, Mohamed Uali, un nostálgico
guevarista, fallecido, según algunas fuentes, asesinado por los servicios de
inteligencia argelinas por no estar muy entusiasmado con la idea separatista,
en la batalla de Nouakchut y su cerebro gris, Omar Admi ( alias Hadrami gobernador
de Kalaat Asraghna en Marruecos de la que es también originario el responsable
militar del frente y tercer elemento de la trilogía histórica del Polisario,
Brahim Ghali) de obrar a sueldo de Marruecos.
Dando prueba de un
proverbial discernimiento entre lo real y lo ficticio, dirigiéndose con una voz
grave pero temblada al presidente de la delegación, Haj Jatri Ould Sidi Said
Jumani, en su calidad de presidente de la única instancia representativa de
todos los habitantes del territorio ( el entonces Partido de la Unión Nacional Saharaui,
PUNS dirigido por el actual Presidente del Consejo Real Consultivo para Asuntos
del Sahara, CORCAS, Ikhalihanna Ould R’chid no representaba al conjunto de los
sahrauíes) el Jefe de Estado español le preguntó:
-Sr. Presidente, a
los mandos del ejército español en el Sahara les gustaría saber si, en caso de
producirse esta, hasta ahora, supuesta agresión marroquí contra su territorio,
podría contar con su cooperación activa junto a nuestras tropas para rechazar
la agresión marroquí.
-No general,
respondió sin vacilar el Haj Jatri Ould Said Jumani. Los sahrauíes – prosiguió firmemente-
no solemos disparar contra nuestros hermanos y los marroquíes, como Su
Excelencia sabe, lo son.
-¿Quiere decir que
no podemos contar con Ustedes si las cosas llegan hasta este extremo?
-Exactamente general
-Esta audiencia ha
terminado, salmodió el general Franco.
O lo que es igual:
esta consulta ha terminado.
La prensa antes
citada, en su abrumadora mayoría oficial u oficiosa, tenía razón:
La Jamaa,
único órgano legislativo con prerrogativas de pronunciarse “legítimamente” en
nombre de las poblaciones que “representaba” lo dijo en voz alta y en
mayúscula. Es más: lo dijo al Jefe de Estado quien adivinando el comienzo de un
desenlace fatal, optó, supersticioso como era, por la tranquilidad de su
conciencia respecto a su pueblo, para con los que colonizaba y por la
instauración de una verdad y de un derecho, durante lustros desesperadamente
tergiversados, por escuchar, de las bocas de los propios interesados por el
destino del Sahara, su opinión consultiva y su concepción del futuro de su
territorio.
O sea: que,
contrariamente a las alegaciones de muchos en España y fuera de ella, los
sahrauíes fueron atinada y debidamente consultados por la potencia ocupante
sobre su futuro. Una consulta del Jefe de Estado de esta potencia ocupante a
los entonces únicos y legítimos representantes de los ocupados: los diputados
de la Jamaa o
Cámara de Representantes saharaui.
Más tarde surgirán
alucinaciones de un Marcelino Oreja, ex ministro español de Asuntos Exteriores
e inventor de la diferencia entre la soberanía y la administración, ignorando
deliberadamente la resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas que
sancionaba su periodo de sesiones de 1965 exhortando al gobierno español “ en
su calidad de potencia administradora, a tomar urgentemente las disposiciones
pertinentes con vistas a descolonizar los territorios del Sahara español y Sidi
Ifni, invitando al gobierno español a iniciar negociaciones en torno a la
cuestión de soberanía de esos territorios”.
Soberanía,
precisaba la resolución del organismo mundial, no administración…como pretendía
el ex jefe de la diplomacia del país vecino.
Con
Marruecos y con nadie más.
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