Siempre lo dije y hoy, más que
nunca, cuando nuestro país es blanco y diana de mil y una conspiración y de heterogéneas
miopías, desaciertos y deslices en sus enfoques al respecto, vuelvo a
reiterarlo: La solución del prefabricado problema del Sahara no depende ni de
Argelia ni del Polisario y menos aun de la extravagante Nigeria y su… “Polisario”
( el sanguinario Bakú Haram).
Una solución justa, equitativa
y duradera, como la preconiza, en principio, el Reino de Marruecos en su afán
de zanjar un problema que causa inútilmente tanto sufrimiento de sus propios
hijos desterrados en los campamentos de Tinduf y los apetitos hegemónicos de huérfanos
de la guerra fría, pasa por la naturaleza y la envergadura del papel que
debieran (o quizás debieron) desempeñar los verdaderos sahrauies, los sahrauies
marroquíes, que viven y ejercen plena y debidamente todos y cada uno de sus
derechos constitucionales en su país, Marruecos y que no pueden, de modo
alguno, aceptar a un “presidente” vitalicio.
Ellos, que en su abrumadora mayoría
rechazan tajante y categóricamente la tutela de quien está bajo tutela: el
polisario y sus amos y señores argelinos.
Ellos, libres en su país,
Marruecos, no pueden aceptar la esclavitud de la DRS argelina y su patrón el general Médiale,
alias Tawfik.
Ellos, que en sus vidas
cotidianas aprendieron a ganar su vida decente y honestamente en vez de estar
obligados a mendigar y a vivir a expensas de una pequeña parte de la ayuda
internacional.
Ellos, que viven en su país,
tienen lo suyo y están entre los suyos.
Ellos son la voz autorizada para
cualquier solución… su solución y no la que contempla la institución militar
argelina. Ellos son los únicos capaces de decirle a Argelia y su Polisario ¡Basta!
Ellos, que sin ellos, iremos,
como ya casi 40 años, a trancas y barrancas.
“Imposible, dijo Henry Ford, significa
que no has encontrado la solución.”
Comentarios
Publicar un comentario