El escrutinio presidencial del
pasado día 17 en Argelia ha constituido un claro y contundente indicativo de la
composición de las nacionalidades que forman el llamado campamento de
refugiados en Tinduf.
Argelinos y argelinizados. O
lo que es igual: sahrauíes y sahrauizados: Como en las recientes legislativas
en Mauritania, los argelinos sahrauizados han batido todas las plus-marcas de
los dos países con su participación en los dos comicios, lo que plantea
acuciantemente la heterogeneidad en cuanto a las nacionalidades presentadas en
los campamentos como “refugiados”.
¡Refugiados de qué! ¡La madre
del cordero! Los que no lo sabían, con estas presidenciales en el amo argelino,
ya saben pertinentemente por qué Argelia y detrás de ella su doméstico polisarista
se niegan rotunda y categóricamente a todo censo internacional de la población
de los campamentos.
Es más expresivo y exponente y
más fehacientemente ilustrativo: Algunos “ilustres” personajes del paisaje
polisarista como la propia esposa del “presidente” vitalicio, la “ministra” de
cultura, Khadija Hamdi (cuyo padre era, antes de la prefabricación del
Polisario, alcalde de Tinduf) o su “ministro” de defensa Mohamed Lamine
Bouhali, ambos inocultablemente argelinos así como la inmensa mayoría de los
dirigentes del Polisario (los cuales como si de recibir instrucciones del
empleador argelino se trata, en interminables colas) han votado a cara
descubierta y con todo el orgullo del mundo… y tienen razón: Argelia es su
país, son argelinos y deben sentirse profundamente adheridos a sus mascaradas.
¿Lo del Polisario? Esta es otra canción…
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