Las representaciones
diplomáticas latinoamericanas se refuerzan.
Uno de los muchos países que
han retirado su “reconocimiento” a la argelinizada “RASD”, Panamá abre el viernes
una embajada en Rabat.
Según la agencia EFE el nuevo
embajador panameño en la
Marruecos, Demetrio Olaciregui presento ya sus cartas
credenciales, al canciller marroquí, Salahedin Mezouar quien asistirá a la
inauguración de la nueva embajada de aquél país de América Central junto a su
ministro de Exteriores Mayra Arosamena quien
efectuara con esta ocasión el viaje a la capital marroquí.
Marruecos es el único país
árabe/musulmán y africano (a excepción de Guinea Ecuatorial) en el que el
número de hispanohablantes supera los tres millones de personas, con un
telediario en español en su televisión pública, una asociación de escritores
marroquíes de expresión española y con un grupo de escritores y poetas
nacionales de expresión española de dimensión internacional y de una prensa
escrita en español.
Hasta su nombramiento al
frente de la embajada de su país en Rabat, Demetrio Olaciregui era embajador de
su país en Lisboa encargado de Marruecos mientras que el embajador marroquí en
Bogota se ocupaba de las cuestiones panameñas.
Junto a Panamá, La Argentina, Chile,
México, Perú, Venezuela y Colombia y hace anos antes de su cierre Cuba
tenían/tienes embajadas en Rabat.
Un paso en la buena dirección
de la diplomacia marroquí que debe ahora volver a pensar una política exterior
para con los demás países latinoamericanos con los que nos unen mas de un
vinculo y más de un interés, sobre todo en la óptica de la cooperación sur-sur
preconizada por el soberano, primero con algunos países africanos y ahora con
los países de América Latina.
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