El Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas examinará (en una iniciativa convertida en rutina)
el próximo día 17 el expediente del Sahara Occidental Marroquí.
En espera, el
secretario general del organismo internacional ha presentado su informe al
respecto (que no es apremiante para ninguna parte), recomendando, entre otros,
la puesta en pie de un mecanismo de vigilancia de derechos humanos en la
región.
Una recomendación que
figuraba en su informe, el año pasado cuya finalidad consiste en satisfacer a
algunas asociaciones como Amnistía Internacional.
En lo que concierne a
Marruecos, Ban Ki Moon se ha felicitado paralelamente de la voluntad de
Marruecos de permitir a los investigadores especiales del Consejo de derechos
Humanos de la ONU
visitar el territorio.
Lo que no es, ni mucho
menos el caso del Polisario o de Argelia para los campamentos de Tinduf.
De hecho el SG de la ONU elogia las medidas anunciadas por el gobierno
marroquí para mejorar la eficacia del Consejo nacional de derechos Humanos y
poner fin a las comparecencias de civiles ante tribunales militares.
En la mayoría de los
casos, las resoluciones del Consejo de Seguridad sobre esta cuestión son obra
de EE.UU. en concertación con el llamado “Club de los amigos del Sahara” que
reúne además de estados Unidos, Francia, Rusia, España y el Reino Unido.
Señalemos a titulo
indicativo al respecto que el adjunto del secretario de Estado americano,
William V. Rorebuck expresó anteayer ante el Congreso la posición de su país a
este respecto al señalar: “El creciente papel del Consejo Nacional de Derechos
Humanos (Marruecos) en tanto que defensor creíble y preactivo de Derechos
Humanos y estamos estimulados por las decisiones tomadas por el Consejo de Gobierno
(Marroquí) para reforzar al papel del CNDH”.
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