De nada o casi nada (porque debe servir de lección para quien acaricia sueños imposibles) ha servido la rabiosa ofensiva y su consiguiente campaña argelina anti-marroquí destinada a cambiar los cursos de la razón y del derecho internacional.
Exactamente como se esperaba y como lo hemos señalado (nosotros en este blog) hace días, la misión americana ante la ONU ha dado a conocer su proyecto de resolución al Consejo de Seguridad sobre el expediente de lo Sahara Occidental Marroquí.
El proyecto, señalémoslo de nuevo (de manera oficial) recomienda la renovación para un año del mandato de la MINURSO, pero sin referencia, como lo deseaban Argelia y sus coros, a una eventual ampliación de este mandato al control del respeto de derechos humanos.
Sin sorpresa. Así era y así debía ser. Otra cosa seria la fértil imaginación de los dirigentes argelinos y otra cosa seria los sueños de que los petrodólares del amo puedan alterar hasta el sentido común.
Marruecos lo dijo en voz alta y en mayúscula: Está dispuesto a recibir a los miembros del Consejo de Seguridad en el Sahara, pero, siendo lo que es: adulto, vacunado y soberano, se niega, en el ejercicio de esta soberano, rotunda y razonablemente a ver alguna mención a un dispositivo de vigilancia del respeto de derechos humanos o cualquier otra iniciativa instrumentalizada por los adversarios de su integridad territorial.
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