Tras una serie de
declaraciones tranquilizadoras de una y otra parte en torno al futuro (y
presente) de los vínculos bilaterales entre ambos, ha vuelto la tensión entre la Unión Europea y
Marruecos.
¿La razón? No podía ser otra:
el acuerdo de pesca.
La Comisión Europea ha expresado oficialmente su impaciencia ante el
“retraso” de Marruecos a abrir sus aguas territoriales a los pesqueros de la UE a las que no tienen acceso
desde el 2011, esperando, como lo dijo la portavoz de la Comisión para la Pesca, Helene Banner “con
impaciencia la entrada en vigor del acuerdo rubricado entre el Reino y la UE”.
“La ausencia de conclusión por
Marruecos de su proceso de ratificación interna es lamentable”, puntualizó al
respecto la portavoz de la Comisión
de la Pesca en la UE.
Lamentable es y debería ser
también la reciente decisión unilateral de la UE sobre las condiciones aduaneras de acceso al
mercado europeo de las frutas y legumbres extracomunitarias sin tener en cuenta
de que esta medida puede entrañar un encarecimiento de los precios de sus
productos.
Aquí la UE se ha limitado a anunciar su
“voluntad” de encontrar soluciones “dentro de lo posible”.
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