Dos pesadillas para el Jefe
del Gobierno marroquí, Abdeilah Benkiran:
Por un lado, las promesas
electorales sobre el sueldo mínimo, que los sindicatos no quieren olvidar, subrayando
incluso, que “sus vías fueron decisivas
para la victoria electoral en el 2011 del Partido de Justicia y Desarrollo” que
dirige actualmente el gobierno marroquí.
Y el constante portazo del
patronato marroquí a su propuesta de aumentar el SMIG un 10%.
En cambio, la Confederación
general de Empresarios de Marruecos dio una respuesta positiva, no sin
discrepar seriamente, a la indemnización por pérdida de empleo (IPE) y la
extensión del AMO a los cuidados dentales.
Cada uno tiene sus argumentos
y… los comicios del 2016 por medio.
Entre las centrales sindicales
y la CGEM la
clase laboriosa marroquí se encuentra “bombardeada” de argumentos, pretexto y
filigranas para postergar toda reivindicación de revalorización de la horquilla
de sueldos y salarios e incluso o “murmureo” sobre el mantenimiento de la
pirámide de los sueldos.
Para Benkiran y el PJD se
trata de una base electoral por la que debe buscar y sobre todo encontrar un
factor común para satisfacer a unos y otros y de paso para no comprometer las
esperanzas de su partido en las próximas elecciones.
Misión extremadamente difícil,
pero no imposible.
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