Lo decíamos esta mañana: Tres
partidos de izquierda (PSU, PA DS y CNI)
han creado lo que han llamado “federación de Izquierda democrática”, lo que, según
las tres formaciones políticas, abre la vía a una, más que posible, fusión
entre los tres componentes de la izquierda tradicional marroquí, constituyendo
una nueva manera de trabajar en común.
La Federación de los, Partido Socialista Unificado, Partido de la Vanguardia Democrática
y Socialista y del Congreso Nacional Itihadi ha cobrado cuerpo después de una
larga, meditada y a veces tumultuosa reflexión. Los tres partidos se pusieron
de acuerdo sobre lo que califican de esencial de su proyecto político: reivindicación
de una monarquía parlamentaria, en el que la separación de los poderes será
respetado, la partición equitativa de las riquezas, la lucha contra la economía
de renta y la liberación de la prensa de la tutela del Estado.
Lo posible y lo imposible, la
realidad y la quimera, proyecto bueno e ideal, el programa inicial sigue
conteniendo una fuerte dosis de utopía. Algo así como reivindicar un mundo sin
guerras y sin enfermedades.
Pero en un pluralismo político
y en una democracia participativa como el de Marruecos todo es posible cuando
es real y realista.
No obstante, hoy por hoy, con
el recién nacido (o puede nacer) en la escena política marroquí y la realización
de su voto en tanto que alternativa (pudiendo acaparar las ideas izquierdistas
y sus autores en otros partidos nacionales), no seria desacertado ir hablando
de una bipolarización partidista en Marruecos: izquierda e islamismo aunque podría
también impulsar una renovación o cuando mas, una remodelación del curso de la
derecha y centro en Marruecos.
Para ello, la nueva federación
debe prescindir de la ya folklórica utopía y adoptar una posición clara,
transparente, real/realista e incluso “dolorosa”.
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