El tema es de una espeluznante
actualidad aunque en este país la gente (y el gobierno) parecen tener otras
preocupaciones. Nos referimos a los problemas y cuestiones de biotecnologías,
que, según Dris Dahhak, Secretario General del Gobierno, “han abierto un nuevo
mercado de células raíces y de órganos humanos que perturban el equilibrio biológico
y los valores morales de las sociedades humanas”.
O nadie lo sabia o
nadie lo quería revelar pese a que Marruecos esta particularmente expuesto al
peligro y la amenaza de la difusión ilegal de estas nuevas tecnologías, debido
a su proximidad a Europa, especialmente España cuya legislación en esta materia
es desmesuradamente tolerante (o negligente) en el dominio de las innovaciones biológicas
y genéticas.
En una conferencia en
el Instituto Superior de la
Magistratura (que dirigía antes), Dahhak dijo que un “creciente
número de marroquíes han convertido la venta de células raíces, muy útiles en
el tratamiento de muchas enfermedades crónicas” en una especialidad.
El conferenciante
planteó a este respecto el poco edificante ejemplo de las mujeres marroquíes estériles
que se desplazan a la vecina España para ser inseminadas artificial, concretamente
en Madrid y Barcelona, lo que está, obvia y fehacientemente, en contradicción y
en flagrante atentado contra las reglas religiosas y jurídicas en vigor en
Marruecos.
“A pesar de toda las
leyes que podemos promulgar –dijo el S.G. del Gobierno- el peligro persistirá
porque el mercado existe y las tentaciones también, habida cuenta del
impresionante número de los casos de las enfermedades”.
El mercado existe. También
existe la tentación pero afortunadamente existe asimismo la ley y los medios de
persuasión, otra cosa seria la indiferencia y la impotencia ante la violación de
las leyes del país que están hechas para que se acaten.
En el Reino Unido un
célebre instituto ha dado a conocer que las marroquíes afincadas en el
extranjero están dispuestas a vender sus óvulos y a “alquilar” sus úteros.
¡Tanto…! Y yo que creía
que la mujer es y debe ser considerada como el núcleo natural de la familia.
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