Se me habia olvidado pero más bien tarde que nunca. El
pasado día 20 era, aunque habitualmente pasa en una total y « justificada »
indiferencia, Día Mundial de la Felicidad.
La felicidad que los mercaderes de armas, las instigaciones
de las superpotencias y la torpeza de quien tiene y no sabe lo que debe hacer
con él, han eclipsado para que unos fingieran ignorar que para los “grandes” ya
no hay aliados estratégicos sino domésticos y agentes y otros olvidasen que la geografía
y su posición geopolítica es infinitamente más importante para estos grandes
que su historia, su derecho, su razón y su credo.
Afortunada
o desgraciadamente en este “memorable” Día se establece la clasificación
mundial de los más felices.
¡Al grano! Como decía Al Capone: Marruecos,
como era de esperar, no figura en una buena posición… ni siquiera regular. Nos han
“metido” en la 90 posición sobre un total de 157 países. O sea: Que los hay
menos felices que nosotros y muchos: 67.
No.
No somos felices ni siquiera, como diría el gran Jaques Brel “pobres felices”.
La felicidad no se juega. O se es feliz o no lo es. No somos felices a pesar de
que la felicidad, para nosotros los marroquíes, según el barómetro del Día
Mundial no supera un hogar, un coche, un éxito social y profesional, una casa y
una cobertura médica.
Ahora
parece que ni siquiera realizamos (o la inmensa mayoría de nosotros) este “sueño”.
Naciones
Unidas, una de las organizaciones más desgraciadas y más injustas por su orden,
su sistema y organización político- jurídica, sus geometrías variables, sus dos
pesos, dos medidas y su composición, ha declarado este Día Mundial para
recordar que la felicidad que le falta drásticamente constituye un objetivo fundamental
del ser humano…y de la organización que, en principio, debe representarlo y
para instar a todos a obrar con vistas a mejorar el bienestar de cada uno de
los ciudadanos del mundo.
¡Santo
Dios, qué lejos estamos de la verdad… y de la felicidad!
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