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Buenas noches Marruecos Se nos fué un gran amigo de Marruecos Joaquín Ortega Salinas o “el mejor embajador marroquí en Rabat”

 Elena Lis, la sobrina de uno de los embajadores de España (en Marruecos), Joaquín Ortega Salinas me acaba de dar la triste noticia. El difunto diplomático figuraba entre mis mejores amigos y admirados.

Con esta triste ocasión volvemos  a publicar la reseña que le consagramos en “Apuntes”


 A pesar de todas sus precauciones, en Rabat era de notoriedad pública: Joaquín Ortega Salinas quería tanto a Marruecos que todos los altos responsables nacionales le querían un montón… tanto que algunos de sus subordinados le llaman cariñosamente “el moro” antes de precisar que ‘pero quiere infinitamente a su país: España”. Es/era normal y nadie se lo podía reprochar.

En los medios oficiales marroquíes nadie dudaba de su sinceridad y de su inagotable afán de mejorar las relaciones bilaterales. “Por ello estoy aquí”, solía recalcar sin complejos.

Siendo corresponsal de El País en el Magreb (con residencia en Rabat), tejé con él excelentes relaciones que me han permitido, de cierta forma y hasta cierto punto, cumplir con mi deber informativo con el gran rotativo español sin sobresaltos.

La verdad es que, debido a mi función en tanto que jefe de los servicios informativos en español en la RTM, solía reunirme con él en diversas ocasiones y hablar de “todo y de nada”, tomando un gran cariño a este hombre, diplomático de clarísima intención y de raros modales.

A veces pensaba que mis amigos, Antonio Orgambides, primero y más tarde Javier Valenzuela que le tenían mucha estima, me habían contagiado.

Muy respetuoso, fino diplomático de la entonces llamada “nueva generación” con su impecable acento francés, el embajador Joaquín Ortega Salinas estaba siempre donde debía estar y se ausentaba siempre de donde no lo debía.

Recuerdo que en su despacho llenamos juntos decenas de visados “de cortesía” para los directivos de la radio o la televisión marroquí.

No sabia decir no a sus amigos ni si a sus enemigos que casi no existían. Conocía las delimitaciones de la tolerancia marroquí y sus límites de su paciencia. “estar muy estimado no significa que se pueda permitir el lujo de ir metiendo pata”, decía con un tono humilde pero muy sincero.

Me preguntaba sobre las condiciones de trabajo, de los medios, del impacto, de las audiencias… en fin de todo, mostrándose siempre dispuesto a ayudar “si me lo pidan”. Los que podían y debían hacerlo no lo hacían y…

Su mensaje de votos y de felicitaciones fue el primero con ocasión de la creación de “La Mañana” dirigido para “Abu Iness” (mi seudónimo, Iness es mi hija y Abu en árabe es padre) y al Presidente Director general de “Le Matin et Maroc Soir” Sr. Idrissi. Y la Embajada de España en Rabat y sus diversos consulados a través del país fueron los primeros suscriptores de “La Mañana”.

Luego en los casi 4 meses en que estuve al frente de este diario, recibía, prácticamente todas las semanas un mensaje de felicitaciones por “la enorme labor desplegada por la plantilla de ‘La Mañana’” con copias al Sr. Idrissi, lo que nos daba un renovado impulso.

El Sr. Ortega Salinas consideraba, sin inmiscuirse ni de cerca ni de lejos, ni directa ni indirectamente, a “La Mañana “ como uno de sus éxitos personales y esto rellenaba de honor y de regocijo.

Cuando volvía a Rabat solía mantener con él largas discusiones sobre el diario y sus perspectivas.

         ¿Cómo vino la idea de sacar esta diario en el seno del, sino oficial, oficioso “’le Matin di Sahara”? me preguntó una vez, buscando solo corroborar lo que sabia ya.

         Fue deseo personal de S.M. el Rey Hassan II

         ¿Cómo?

         Quería un diario para el 18 de noviembre, fecha de la conmemoración de la Fiesta de la Independencia del país. Luego dijo que se podía prologarlo para las Tres gloriosas: 16,17 y18 de noviembre: Fiesta del retorno de la familia real del exilio, Fiesta del Renacimiento y la Fiesta de la Independencia que encarnan el triunfo de la voluntad del Trono y del pueblo en la lucha nacional por la libertad, la in dependencia y la unidad.

         ¿Y….?

         Pasados estos tres acontecimientos nos transmitieron (el difunto ministro de Interior e Información, Dris Basri a través del secretario general de aquél ministerio Sadik Maaninou) las instrucciones reales de permanecer en Casablanca “hasta nueva orden” que no llegó hasta ahora 3 meses después.

         ¿A lo mejor le ha gustado al Soberano?

         Creo que sí. Esto es lo que se me ha dicho de fuentes fidedignas.

El señor embajador tenía ya todos los datos para un buen informe…

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