De Patriotismo, Patrioterismo y Traición a la Patria. Por: Mohamed Omar Ouariachi





En un comentario realizado en una publicación de nuestro amigo Said Jedidi me describí como un “acebuche español con profundas raíces marroquíes” , de igual manera hubiese podido asimilar la forma de un “algarrobo -zasrighwa- de Guelaya cuyas ramas se extienden sobre oriente y occidente” . Los musulmanes melillenses somos, en nuestra gran mayoría, una amalgama de identidades que se yuxtaponen, en finísimas capas, tan finas que una capa trasluce a la otra, al igual que lo hacen nuestras identidades. Los musulmanes melillenses somos, funcionalmente españoles, nos comunicamos en, como bien dijo un ilustre melillense, soñamos en castellano. Igualmente, somos característicamente   marroquíes, hablamos tamazight, todas nuestras casas tienen un salón marroquí y nunca falta el té con hierbabuena cuando recibimos a nuestros huéspedes. Los viernes comemos cuscús y los sábados paella.
Los musulmanes melillenses no tuvimos elección, fuimos españoles antes de ser “naturalizados” como tales. Nuestra identidad fue moldeada, desde la infancia, conla misma arcilla y con el mismo molde con el que se moldeaba a cristianos. Éramos seguidores del Madrid o del Barca e incluso del
Athletic de Bilbao o del Real Betis. Nuestros héroes de la infancia fueron Marco, Heidi, Pipi Calzaslargas y Laura Ingalls. Los fines de semana nos íbamos “al campo” a ver a los abuelos y así sumergirnos en el mundo mágico de nuestros ancestros, esa parte de nuestra identidad forjada de cuentos y leyendas, hechizos y supersticiones, santos y milagros, identidad mágica y llena de fantasía, que durante nuestra infancia nos adentró en el mundo de los de Jins, de Aicha Kandicha, de Thamza y de Maghighda.
Si, los musulmanes melillenses éramos culturalmente españoles, a pesar de que durante mucho tiempo se nos hubiese denegado el derecho a serlo. De lo español adquirimos muchas virtudes y también, porqué negarlo, algún defecto. Dejando defectos de lado, ya que, como otras muchas cosas, son inherentes a ambas culturas, de la cultura española heredamos el sentido y sentimiento de “Amor a la Patria ”, el poner los valores del conjunto por encima del propio, pelear duro, en cualquier campo o actividad en el que te encuentres, para que tu país, tu patria, destaque sobre las demás. Desgraciadamente a los musulmanes melillenses siempre nos carcomía la misma duda: pero ¿A qué patria? o mejor dicho ¿A cuál de nuestras patrias?.
De igual manera que nos educamos en la escuela del patriotismo y amor a la patria, también aprendimos a identificar a los “patrioteros ” o “ patriotas de pandereta ”,aquellos que hacen uso del patriotismo para su provecho propio o el mal ajeno, los musulmanes de Melilla fuimos muchas veces víctimas de estos patrioteros, que hacían nuestra vida imposible, mientras ellos se beneficiaban de sueldos astronómicos y viviendas suntuosas, paradojas de esta historia es que, estas suntuosas viviendas, nunca estaban en Melilla sino siempre en la España peninsular.
En lo referente al “anti patriotismo ” o “ traición a la patria ” la historia de España no está excesivamente nutrida, los ejemplos escasean y, el grupo al que más se suele adjudicar este epíteto es a los “afrancesados”. ¿ Quien eran pues estos afrancesados? Aquellos españoles que, durante la ocupación francesa ,colaboraron con Francia, ya fuese por interés personal, los menos, o por la creencia de que esta ocupación redundaría en la modernización de España, los más. La cuestión era más ideológica y de estructuración y modernización del país que una entrega de este a una potencia extranjera. No hay que olvidar que las familias reinantes que gobernaron y siguen gobernando España son, en muchos casos, de origen extranjero.
Sigo con mucho interés lo que publican, en las redes sociales, dos reconocidos hispanistas marroquíes: Said Jedidi y Mokhtar Gharbi. En una de sus recientes publicaciones, hacían una valoración, más bien una “medición”, del grado de patriotismo de los hispanistas marroquíes en comparación con sus colegas los “afrancesados” del país. Según estos hispanistas “viejos”, los marroquíes del nortede Marruecos tienen un amor a la patria mucho más acentuado que aquellos educados bajo el protectorado francés. Algo que les asemeja a sus hermanos melillenses, hasta aquí todo perfecto.
Como amante de la historia que soy, intento leer cuantas publicaciones me sean posible sobre historia, especialmente aquellas relacionadas con la historia de España y Marruecos. De las publicaciones marroquíes, intento leer la revista Zamane, en sus dos versiones, árabe y francés. En su último número, el 72, esta
revista publica un dossier realizado por “un tal” Adnan Sebti, titulado “Rif, aux origines de la colère” que podríamos traducir como “El Rif, los orígenes de la ira”.
No voy a entrar en analizar la totalidad del dossier y sus imprecisiones históricas, realmente alarmantes para una publicación que se dice especializada en historia,
sino que quisiera concentrar mi atención, en los párrafos que el tal Adnan dedica a los musulmanes de Melilla, que él, erróneamente, denomina rifeños. Para empezar, aclarar que el término “rifeño” es un gentilicio que tuvo a bien regalarnos el protectorado español. Los musulmanes de Melilla somos parte de Guelaya, قلعیة , y nos sentimos muy orgullosos de pertenecer a esta confederación, sin menoscabo de aquellos marroquíes que deseen seguir utilizando el gentilicio que les otorgó el ocupante. También aclararle al “ilustre” Adnan que la población musulmana melillense alcanza, más bien sobrepasa, el 50% del total de habitantes que tiene la ciudad. Puntualizarle, que los musulmanes de Melilla, más que, parece, le pese a él, son españoles pero nunca jamás han renegado de sus orígenes marroquíes, como bien he descrito al principio de este artículo. Su desconocimiento de la realidad melillense le lleva a hacer aseveraciones, tan alejadas de la verdad, que me hacen dudar, muy seriamente, de su honestidad intelectual. Decirle, que desde 1986 hasta el día de hoy, los musulmanes melillenses reivindican que se oficialice la lengua tamazight y la lengua árabe, que no el tarifit como hace referencia el tal Adnan.
Si el dossier está repleto de imprecisiones históricas, medias verdades y manipulaciones, lo que más me repele de este “dossier por encargo” es la descripción y los adjetivos que este individuo, que se dice llamar Adnan, dedica a la heróica y pacífica lucha que los musulmanes melillenses durante los años ochenta.
Esta lucha es descrita por el infame Adnan como “revuelta” y a su líder histórico como “meneur de la révolte”. Tal falta de respeto a un pueblo y a sus dirigentes históricos no puede manar de una simple idiotez intelectual; tal vez los hispanistas «viejos” como los señores Jedidi y Gharbi deban hacerse a la idea de que al igual
que entre los “afrancesados” entre los hispanistas marroquíes existen patriotas, patrioteros y, tristemente, también traidores a la patria.
Mohamed Omar Ouariachi

Londres, 27 de noviembre de 2016.

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