Carta de un amigo español (Dirigida al periodista marroquí Mokhtar Gharbi).-



Hace unas semanas recibí esta interesante carta de un amigo mío, español, de Madrid, y todos mis amigos españoles son fenómenos, buena gente, muy razonables y de alto nivel de pensamiento.
A todos estos y los otros, les dedico el contenido de esta carta, muy personal, que merece ser compartida entre los buenos amigos.
 

Estimado amigo,
Me alegra saber de ti y ver que sigues en la brecha de la polémica y el debate como periodista de raza que seguro que eres.

No he visto esa revista que mencionas, ni nunca suelo perder el tiempo con esa basura de publicaciones, pero sé que es una revista que se dedica a vender la irreverencia y el mal gusto en general, con la finalidad de intentar ser epatante sin sobrepasar un nivel infantil del género “pipí, culo, caca”, que es lo que dice un niño de 5 años cuando quiere sorprender a otros. No creo que tenga muchos lectores, si tiene alguno, y los que tenga serán adolescentes con el acné juvenil o sin él, pero en general gentecillas de poca importancia.


Estoy de acuerdo en todos los argumentos que esgrimes, aunque no comparto tu indignación tan alta. Soy cristiano y todos los días a mi alrededor ocurren blasfemias de ese tipo y mucho más fuertes. Incluso mucho más fuertes que las contenidas contra el islam en ese famoso video de un tipejo que vive en los USA y que tanta indignación y violencia ha producido entre algunos musulmanes. Cuando veo esas blasfemias a mí alrededor, intento razonar, si es posible, con el blasfemo y si esto no es posible, me compadezco de él. Pero nunca siento la tentación de utilizar la violencia y mucho menos de creerme con el derecho legítimo de utilizarla contra un blasfemo, por grande que sea su irreverencia.


Sinceramente, no está justificada la violencia contra el cuerpo diplomático de un país, porque un ciudadano blasfemo de ese país ha producido un video de baja calidad irreverente con el islam? Violencia que se resuelve en asesinato en un caso y en otros en asaltos e intentos violentos. Para mi es absolutamente condenable y no tiene la más mínima justificación.


La tolerancia consiste en convivir con los que no son creyentes, o tienen otra fe, e incluso con los que se manifiestan irreverentemente contra la fe religiosa. Lo otro es intolerancia que conduce necesariamente a encontrar justificaciones al uso de la violencia.


Un cordial saludo,



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