Esglobal Vertederos: la otra cara del consumo Carlos Campillos Martínez V


La gestión de residuos sólidos, una prioridad urgente.
Mucho se ha hablado últimamente de la aprobación por parte de la comunidad internacional de losObjetivos de Desarrollo Sostenible el pasado año. Estas metas que nos hemos marcado entre todos para mejorar la situación de sociedades a lo largo y ancho del mundo y del planeta en sí han generadoconsiderable optimismo y una buena dosis de esperanza.
Sin embargo, estas imágenes dejan ver la otra cara del desarrollo y el consumo. Una cara menos amable que la que se nos presenta cuando se habla de las cadenas de valor mundiales, pero sin duda una que está siempre presente al final del proceso de producción y comercio. La gestión de los residuos es particularmente deficiente en los países menos desarrollados, pero también en aquéllos que se consideran emergentes. Un informe de McKinsey&Co demuestra la importancia de la correcta regulación de estas actividades y alerta de sus consecuencias para el desarrollo económico. Aquí está el lado oscuro del consumo.
Ghazipur (Delhi, India). 9.800.000 toneladas de residuos.
Aun siendo una de las grandes potencias emergentes, el consumo per capita de India todavía permanece muy por debajo de las economías industrializadas, pero los expertos ya han alertado de los importantes obstáculos y barreras para la realización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el país.
El reciclaje y la chatarra constituyen un importante negocio en la India. Estas actividades tienen consecuencias nefastas tanto para el medioambiente como para la salud de los trabajadores.
El reciclaje y la chatarra constituyen un importante negocio en la India. Estas actividades tienen consecuencias nefastas tanto para el medioambiente como para la salud de los trabajadores.
Un ejemplo de esto es el estado de Ghazipur, uno de los mayores vertederos de India y el principal destino de ese moderado consumo de los ciudadanos de Delhi. Su utilización se remonta a 1984 y ya intentó limitarse su tamaño en 2002. Sin embargo, la falta de alternativas y de voluntad política por parte de las autoridades competentes han alargado su vida útil y sigue siendo destino de alrededor de 3.500 toneladas de residuos al día.
La cara más amarga de Ghazipur se encuentra en las 1.500 familias que viven en el suburbio que se sitúa a sólo 200 metros del vertedero que, a su vez, se convierte en su principal fuente de ingresos gracias a la recolección de chatarra. Dada su situación precaria, no sólo son vulnerables a los peligros que derivan directamente de la insalubridad, sino que estos habitantes de barrios marginales son también víctimas de los abusos de las autoridades. Muchas familias fueron desahuciadas para extender una de las líneas de metro de Delhi.
En 2014, el Tribunal Superior de Delhi declaró que debía limitarse el nivel de residuos que se vertía en Ghazipur e instaba a las autoridades a construir nuevos vertederos para hacer frente al “desastre medioambiental y sanitario” que supone el basurero. Pese a ello, su sobreexplotación ha tocado techo, incluso suponiendo un riesgo más directo a la vida de las familias que viven en sus inmediaciones debido a los numerosos incendios que se originan en el lugar por las altas emisiones de metano.

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