Esglobal Vertederos: la otra cara del consumo Carlos Campillos Martínez II



La gestión de residuos sólidos, una prioridad urgente.
Mucho se ha hablado últimamente de la aprobación por parte de la comunidad internacional de losObjetivos de Desarrollo Sostenible el pasado año. Estas metas que nos hemos marcado entre todos para mejorar la situación de sociedades a lo largo y ancho del mundo y del planeta en sí han generadoconsiderable optimismo y una buena dosis de esperanza.
Sin embargo, estas imágenes dejan ver la otra cara del desarrollo y el consumo. Una cara menos amable que la que se nos presenta cuando se habla de las cadenas de valor mundiales, pero sin duda una que está siempre presente al final del proceso de producción y comercio. La gestión de los residuos es particularmente deficiente en los países menos desarrollados, pero también en aquéllos que se consideran emergentes. Un informe de McKinsey&Co demuestra la importancia de la correcta regulación de estas actividades y alerta de sus consecuencias para el desarrollo económico. Aquí está el lado oscuro del consumo.
Bordo Poniente (México DF, México). 40.000.000 toneladas de residuos.
Una mujer clasifica la basura en el vertedero de Bordo Poniente, considerado como una de las principales fuentes de gases de efecto invernadero del país.
Una mujer clasifica la basura en el vertedero de Bordo Poniente, considerado como una de las principales fuentes de gases de efecto invernadero del país.
México es uno de los países que mayor potencial económico presenta en la esfera global. Normalmente, el crecimiento acelerado va de la mano con un mayor consumo y, a su vez, esto provoca un mayor nivel de generación de residuos. Por ello, es clave que las potencias que están adquiriendo más relevancia en los mercados internacionales también presten atención a la gestión de estos residuos dentro de sus fronteras. Ya en 2004, la producción anual de residuos en el país era de unos 34,6 millones de toneladas.
La ciudad de México DF produce, al día, alrededor 12.000 toneladas de residuos y, en gran parte, van a parar al vertedero de Bordo Poniente. Este lugar tiene su origen en 1985, cuando los devastadores terremotos que asolaron la ciudad hicieron necesaria la creación de una escombrera donde depositar los diferentes restos arquitectónicos que habían quedado demolidos por el temblor. Sin embargo, desde 1994 Bordo Poniente se ha estado utilizando como vertedero para residuos sólidos urbanos del DF, provocando importantes daños ambientales en las aguas del Lago de Texcoco. A estos problemas sanitarios relacionados con la salubridad se les unieron los derivados del hedor que desprende el vertedero, afectando incluso a México DF.
Las quejas de los vecinos y la movilización de grupos ecologistas en el país llevaron al Gobierno federal a decretar en 2010 el cierre de Bordo Poniente, actuación que sería efectiva en 2012. Sin embargo, la clausura del basurero se realizó de forma repentina y descoordinada, provocando la aglomeración de camiones que transportaban residuos en la entrada del recinto. Incluso años más tarde de ese cierre, el vertedero sigue siendo el mayor de México y sigue provocando importantes problemas sanitarios. Por tanto, Bordo Poniente es el perfecto ejemplo de que los retos de una correcta gestión de residuos no se terminan con el cierre de la localización, sino que requieren una estrategia a medio y largo plazo con decisiones efectivas en materia medioambiental y sanitaria.

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