Terrorismo entre el horror y los intereses Víctimas y victimarios

Entre todos los componentes del factor terrorista en el mundo, quizás el màs transparente o el menos hipócrita es, justamente Daesh.
La banda criminal sabe y así lo da a entender con sus bombas y sus atrocidades que por màs inocentes que asesine y por màs desafío a la lógica y a la razón que muestre sus patrocinadores nunca le cortarán sus ayudas y jamás le privaran de sus apoyos (en plural).
Los autores de la recién masacre en Bruselas o antes  el de parís habían estado en Siria. Ni Francia ni Bélgica se han preguntado como se fueron, por donde pasaron y como llegaron a Siria. Es el eterno punto y seguido: deducciones securitarias, medidas de seguridad palabrería sobre solidaridades y las inevitables ceremonias conmemorativas. Ni una palabra sobre los comanditarios directos e indirectos de aquellos terroristas y aquellas acciones terroristas  ni como se debe contemplar realmente una estrategia para acabar con este flagelo, llamando al pan, pan y a sus padrinos con sus nombres.
Diariamente mueren decenas de terroristas en Siria y en Irak y diariamente son remplazados por “reservas frescas” procedentes de Turquía, donde a juzgar por el curso de los “abastecimientos” hay para rato…
Como siempre: todo comienza y termina en la identificación de los terroristas, donde nacieron, la religión que profesan y los domicilios donde vivían… y punto.
Siria es el problema y Siria es la solución y entre ambas la valentía moral y estatal de denunciar a los verdaderos terroristas y a los auténticos responsables de tanto horror en Siria o en Irak pero también en muchos otros países del mundo. Todos los conocen, todos tratan con ellos y todos los encubren.
Bruselas, Paris, Beirut, Estambul y miles de veces calles y avenidas de las ciudades sirias e iraquíes. “Esto” no sucede solo a los demás. “Esto” puede suceder a todos, sin distinción ni consideraciones. Pero los patrocinadores saben y aunque no lo confiasen porque’ es inconfesable de que debían haber y ha habido “daños colaterales”.
¡Santo Dios, hasta donde puede llegar el cenismo de unos y la barbarie de otros!
¿El fin de tan atroz horror? Ni lo puede poner Siria ni Irak… ni ninguna otra victima. Solo los que lo protegen con su dinero, sus armas y sus codicias económicas y geopolíticas son capaces de hacerlo.

Pero para ello “alguien se lo debe decir u obligar…. Y nadie lo hace.

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