En voz alta: Sahara Occidental Marroquí: La postura sueca, clave de la ofensiva diplomática marroquí

Contrariamente a lo que chapurrean algunos plumeros y profesionales de las propinas en este país, Suecia es un gran país: Escuchado, respetado y admirado en todo el mundo. En la toma de sus decisiones estatales no cede ante ninguna presión de ningún tipo y en el caso concreto del Sahara Occidental marroquí ha optado por lo que juzga acorde a la lógica, a sus principios éticos, morales y políticos y al derecho internacional. Es decir: no reconocer más que a estado con UN TERRITORIO, UN PUEBLO y UN PODER.

El Polisario (y en parte Argelia) no cumplen, el primero, con ninguno de estos criterios y abstractamente el segundo.

Y…punto.

Allí está la solución, el argumento y la formula. No lo decimos nosotros, sino el ex presidente del Parlamento sueco

Per Westerberg y lo ha vuelto a aplicar el nuevo gobierno (de izquierda) en Suecia que, contrariamente a otros países y repúblicas bananeras o asiduas a los subsidios fáciles,  basa sus decisiones en materia de política exteriores en sus intereses y en los de la comunidad mundial, a su frente, la Unión Europea.

Un ejemplo para Panamá, para muchos otros, pero sobre todo para Marruecos y su ministro de exteriores, que puede y debe capitalizar (rentabilizar) la ofensiva de cara a contrarrestar la acrobacia diplomática argelina, explicando a países como los de América Latina, especialmente Panamá y Paraguay el paso sueco y lo que representa como legitimidad internacional, en vez de introducir en el error a periodistas de tercera para hablar de redícelo “resultado de presiones económicas”.