En voz alta Atentados de Paris: Victimas y victimarios

La reacción mundial ante los cobardes atentados de Paris de anoche ha sido, no cabe duda, absolutamente extraordinaria. El movimiento de solidaridad con las victimas del terrorismo y de sus familiares y compatriotas nos devuelve la esperanza de un despertar de una conciencia mundial que creíamos dormida para siempre.
En efecto, hasta los responsables de la actual situación, unos por sus inestimables servicios logísticos, otros por sus financiaciones y muchos por su indiferencia y cobardía moral, se han precipitado a expresar su “solidaridad”.
Sin embargo, esto no debe hacernos olvidar que el sofisticado armamento que muchos países del mundo no suenan poseer y ante el cual las principales potencias de nuestro extraño mundo no ha podido hasta ahora, viene de algún lugar, que no pocos conocen pero que todos no denuncian. Que los combatientes del Apocalipsis llegan a Siria, a Irak o al Sinai, después de aterrizar en conocidos aeropuertos y después de atravesar territorios de países muy conocidos.
Si. “Dae’sh” está bien protegido, pero no lo suficientemente como para ser invencible y así lo demuestra la actual ofensiva militar de los ejércitos sirio e iraquí.
Queda lo peor: los que invirtieron tanto en “Dae’sh” y otros grupos terroristas en Siria nunca lo arrepentirán lo suficiente porque lo que saben y no admiten es que todas estas bandas, radicales y “moderadas” tienen la misma ideología apocalíptica.
Va nuestra simpatía y nuestra total solidaridad con las inocentes victimas de Paris, de Beirut, de Túnez, y sobre todo de Siria y de Irak donde diariamente caen centenares de victimas en medio de una injusta indiferencia, catalogadas como si se tratara de latas de sardinas.
Que el crimen de Paris y de muchos otros lugares sirva para rehabilitar una conciencia y un sentimiento de solidaridad que el egoísmo imperialista y la autosugestión sionista habían deformado totalmente.


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