Leído en Irak-France-Actualité ¿Por qué el Islam no necesita ninguna reforma?



¿Ha dicho usted reformar al Islam? Medí Hasan contribuye regularmente con sus tribunas libres en la prensa inglesa al debate sobre el Islam y el mundo musulmán o mayoritariamente musulmán.

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En esta rubrica espera responder, argumentos en la mano, a los que en Occidente instan a una reforma del Islam. Los ejemplos que da vienen de estados Unidos pero se pueden encontrar sus equivalentes en los medios políticos o de la prensa europea.

Medí Hasan es actualmente periodista-presentador en Al Jazeera (en inglés) y ha sido director de redacción   en el New Statesman ‘semanario político británico próximo a los laboristas).

¿Por qué el Islam no necesita una reforma?

Los que esperan un “Martin Luther musulmán” deberán reflexionar

Por: Mehdí Hasan

Durante los últimos meses, los llamamientos estereotipados a una reforma del Islam, una religión de 1 400 años, se han multiplicado. “Necesitamos una reforma musulmana, anunciaba, a bombo y platillo, Newsweek. “El Islam necesita ser reformado desde el interior”, escribía por su parte el Huffington Post. Después de la masacre de enero pasado en Paris, The Financial Times aprobaba a los que, en Occidente, consideraban que el presidente laico de Egipto Abdelfattah Sissi “podía revelarse como el Martin Luther del mundo musulmán” (lo que podría ser muy difícil dado que Sissi, según los términos de Human Rights Watsh ha aprobado ‘ataques mortíferos premeditados’ contra manifestantes generalmente no armados lo que podría ser asimilado a “crímenes contra la humanidad”)

Y luego, hay Ayaan Iris Ali, de origen somalí, ateo y ex musulmán que acaba de publicar un nuevo libro titulado “ Heretic: Why Islam Needs a reformation Now” (¿Por qué el Islam necesita una reforma ahora?). se le ha visto aparecer en las pantallas de muchas televisiones y en tribunas libres para exhortar a los musulmanes, tanto liberales como conservadores a abandonar algunas de sus creencias religiosas centrales y a unirse detrás de un Martin Luther. La cuestión de saber si musulmanes de base van a reacciona r positivamente a un llamamiento de reforma, viniendo de una mujer que ha calificado a su religión de “culto de la leerte destructora y nihilista”  y que, además ha propuesto a benjamín Netanyahou para el premio Nobel de la paz, es otro asunto.

Este discurso no es nuevo. Thomas Friedman, el célebre editorialista del New York Times había instado a una reforma del Islam en el 2002. Los universitarios americanos Charles Kurzer y Michaelle Browers han situado los orígenes de esta “analogía con la reforma (protestante) a comienzos del siglo 20, observando que “los periodistas conservadores estaban tan impacientes como los universitarios liberales en su anhelo de ver un Luther musulmán”.

El Islam no es el cristianismo. No son análogos y seria ingenuo pretender que lo es. Aparentemente, quien quiera ganar la guerra contra el extremismo violento y salvar el alma del Islam, sin  hablar de transformar un oriente Medio que estagna, deber optar por un tal proceso. Después de todo, el cristianismo ha tenido su reforma, se argumenta, que ha sido seguida de las Luces, por el secularismo, el liberalismo y la democracia europea moderna. ¿Entonces, por qué el Islam no podría hacer lo mismo? Y Occidente ¿no podría “proponer” su ayuda?

 La realidad es, no obstante, que el discurso sobre una reforma del Islam como la que ha conocido el cristianismo parece más como hipocresía que cualquier otra cosa.
Examinemos la idea de un “Luther musulmán”. Luther no se ha limitado a fijar 95 tesis en la puerta de la iglesia del castillo en Wittenberg en 1517, denunciando los abusos de los eclesiásticos de la iglesia católica. Exigió también que los campesinos alemanes en revuelta contra los señores feudales sean “ejecutados”, comparándolos con “perros locos” y había escrito: “Judíos y sus mentiras” en 1543 en el que hablaba de los judíos como “pueblo del diablo” e instaba a la destrucción de sus casas y de sus sinagogas. Como lo ha observado el sociólogo y especialista americano del holocausto, Ronald Berger, Luther había participado a hacer del anti-semitismo un “elemento central de la cultura y la identidad nacional alemana”.
No se puede decir que se trata de un buen ejemplo de reforma y de modernidad para los musulmanes en el 2015.
La reforma protestante había abierto también las puertas a una efusión de sangre sin precedentes a escala continental. ¿Quién ha olvidado las guerras de religión en Francia? Decenas de millones de inocentes murieron en Europa. Se cree que el 40% de la población alemana ha encontrado la muerte durante la guerra de 30 años.
¿Es esto lo que se busca hacer sufrir la parte del mundo en mayoría musulmana, ya asolada por conflictos sectarios, ocupaciones extranjeras y con legados del colonialismo; únicamente en nombre de la reforma, del progreso e incluso del liberalismo?
El Islam no es el cristianismo. No son análogos y seria ingenuo incluso seria dar prueba de condescendencia pretender que lo es o de tratar de imponer una visión euro céntrica y perfectamente lineal de la historia a países con mayoría musulmana muy diversos en Asia o en África. Cada religión, tiene sus propias tradiciones y textos. Los adeptos de cada religión, fueron afectados por una multitud de procesos geopolíticos y socio-económicos. Las teologías del Islam y del Cristianismo, en particular, son mundos aparte. El Islam, por ejemplo nunca ha tenido una clase clerical en el estilo católico, obedeciendo a un Papa  de derecho divino. Entonces ¿Contra quién se debería colgar las 95 Fatuas?
La verdad es que el Islam ha tenido ya su propia reforma en todos los aspectos, en el sentido de liberarse de pertenencias culturales y de un proceso de supuesta “purificación”. Y el resultado no ha sido una utopía pluralista y multi-confesional, una Escandinavia en el Eufrate. Ha producido al contrario, el reino de Arabia Saudita.
¿No ha sido exactamente una reforma que había sido ofrecida a las masas del Hijaz por Muhammad Ibn Abdul Wahhab, el predicador itinerante de la mitad del siglo 18 que se había aliado con la familia Saud? Proponía un Islam austero, liberado de lo que consideraba como innovaciones. Descartando siglos de tradición intelectual y de comentario y rechazando la autoridad tradicional de los ulemas o autoridades (en términos del saber religioso).
Sin embargo… reformas son, evidentemente necesarias en el mundo musulmán en crisis: reformas políticas, socio-económicas y también, ¿por qué no? Religiosas. Los musulmanes deben volver a descubrir su propia herencia de pluralismo, tolerancia y respeto mutuo, encarnado, por ejemplo, en la letra del Profeta a los curas del monasterio Santa Catarina o en la “convivencia y coexistencia en el Andalus.
De lo que el mundo musulmán no necesita de manera alguna es justamente los impertinentes y desenvueltos llamamientos a una reforma del Islam formulada por no musulmanes y por ex musulmanes, cuya reputación ilustra simplemente hasta que punto comentarios occidentales de primer plano son superficiales, simplistas e incluso anti-históricos sobre esta cuestión. Les es mucho más fácil, al parecer, reducir el debate complejo sobre el extremismo violento a una serie de tópicos, solgans y pequeñas frases en vez de examinar las causas en el origen de estas tendencias históricas, más fácil de ignorar las voces de muchos militantes musulmanes, sabios y universitarios y poner de relieve las de los intolerantes.
Con mis excusas a Luther, si alguien desea hacer la misma cosa con el Islam hoy es el jefe del llamado “Estado islámico”, Abú Bakr Al-Bagdadi que pretende violar y pillar en nombre de una “reforma más pura” del Islam y que, dicho sea paso, tampoco es amigo de los judíos. Los que abogan de manera tan simplista y de cierta marea absurda, por una reforma del Islam deben ser un poco más prudentes en cuanto a sus anhelos.

 

 


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