“Grito primal” de Said Jedidi Hoy: Capitulo II “Desde lejos” (tercera parte)





 














 Se secó el sudor de su frente con la manga de su chilaba, colocada sobre el hombro y acelero la marcha hacia el lugar de la cita con Marta.
La artesanal cafetería que parecía más un espejismo que realidad, estaba desierta. Solo la silueta de una monja y la sombra de un hombre que colocaba algo en la trastienda, constituían los únicos elementos de la vida en ella.

-        Asalam ua Alikum, saludo Hach Ahmed Ben Ali con la mirada fija en el horizonte
-        Buenos días, respondió Marta sin quitarse el velo que cubría parte de su rostro contra el polvoriento viento en esta zona.
-        He tardado un poco ¿Llevas mucho tiempo esperando?
-        No. No me di cuenta del tiempo porque estaba admirando la belleza de la naturaleza y el horizonte azul de esta parte del Mediterráneo, imaginando lo que debió ser su historia
-        Té a la menta, pidió Hach Ahmed Ben Ali al marinero disfrazado de camarero
No muy lejos se escuchaban las idas y venidas de las olas matinales que coqueteaban con la bella costa de fina arena. “Diza de Sidi Abdeslam” parecía una de estas islas perdidas del Pacifico.
Para romper el silencio o simplemente para volver a tejer la conversación, Marta, sin quietar el ojo de un libro en la mano dijo:
-        Escucha esto: El hombre necesito 7 000 anos para pasar de 13 a 100 kilómetros por hora y apenas un siglo para pasar de 100 a 28 000 kilómetros por hora[1].
-        No entiendo ni jota. ¿Qué quiere decir todo esto de 28 000 kilómetros por hora?
-        ¡Impresionante! Escucha, le volvió a decir Marta: Hace 5 000 anos, los egipcios se desplazaban con la misma velocidad del camello. O sea: a un poco menos de 13 kilómetros por hora. Hacia 1 500 años antes de Jesucristo, un carro tirado por 4 caballos en pistas no asfaltadas, pero bien ordenadas alcanzaba 30 kilómetros por hora. En el siglo XVII se había alcanzado los 16 kilómetros por hora. En 1853 se lograron 100 kilómetros por hora y la plusmarca llego a 132 kilómetros en 1893.
Marco una breve pausa antes de preguntarle ¿Te interesa, Hach?
-        Justamente estaba pensando no solo en lo que me acabas de leer, sino en lo que quiere decir
-        Entonces te interesa…
-        Naturalmente, entre otras razones porque el viejo L’Hassani alcanza velocidades mucho menos veloces con su barcaza.
Una peregrina risa adorno el rostro de marta quien antes de soltar:
-        Yo me refiero a tierra firma.
-        Lo se, lo se, marta, dijo él en medio de una reconciliadora sonrisa. ¿Quieres seguir, por favor?
Y… siguió: “En 1900 el primer automóvil alcanzo 100 kilómetros por hora. En 1013 un avión Depersussin, pilotado por Prevesto superó, por primera vez en la historia los 200 kilómetros/h. En 1920 un Nieoport 29 pilotado por Sadi Lecointe alcanzó los 300 kilómetros/h. 11 años más tarde, un hidroavión norteamericano supero, por primera vez en la historia de la aviación, los 655 kilómetros/h. En 1947 un avión de reacción Lockeed supero los 1 000 kilómetros/h. En 1965 otro avión Lockeed  voló a 3 331 kilómetros/h. Dos años más tarde se alcanzaron los 7 297 kilómetros y en el espacio, los satélites giran en torno a la tierra a más de 28 000kilometros/H.
-        “Kul Allahu zidni ilman”[2]
-        ¿Qué ha dicho?
-        Nada, que estoy aprendiendo cosas.
Cerró el libro y volvió la cara hacia el horizonte diciendo, sin mirar al Hach:
-        Gracias por tu paciencia, Hach
-        Y a ti por tu sabiduría y clarividencia. Y ahora al grano. ¿ A qué se debe esta convocación tan repentina?
-        Si. Lo se, lo que pasa es que me parece realmente inquietante ver como la ciencia y el progreso avanzan inexorablemente hacia lo incógnito sin que sepamos hasta donde puede llegar.
-        ¿Y por qué te va o nos va a inquietar esto?
-        Mira, Hach. El progreso tiene su tributo. Fíjate, que para realizar lo  poco que tenemos el hombre ha llevado a cabo una acción devastadora de gran envergadura. Bastaría con decirte que 150 especies de animales, entre muchos otros nefastos ejemplos, han desaparecido durante los últimos 3 siglos y más de otras 200 están actualmente en vías de extinción.
-        Su te, interrumpió el improvisado camarero sin ninguna delicadeza. A propósito, he captado, fortuitamente, lo que decía la hermana y tiene razón e aquello de velocidad. Resulta que yo…
-        ¡Basta, Milud! Grito Hach antes de enlazar: ella hablaba de otra cosa. Tu confundes la velocidad con tus cacharros. Ocúpate de lo tuyo y no robes conversaciones que lo tuyo es servir y no meterse en las conversaciones de los clientes.



[1] « La grande peur de l’an 2000 » de Henry Hubnick

[2]“ Di : Dios Dótame de más conocimiento »

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