Marruecos/Francia : Pirómanos y bomberos



Menos de 24 horas después de que el jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius anunciara su deseo de desplazarse próximamente a Marruecos para restablecer la confianza y la cooperación judicial y securitaria, poniendo fin, de este modo, a más de un año de “incidentes” en un solo sentido, la ministra francesa de Justicia, Christine Taubira no ha encontrado mejor, en estas circunstancias que echar más aceite sobre el fuego.
 
Fue durante un homenaje ayer a uno de los caricaturistas asesinados en Paris. Una frase incendiaria respeto a “los tabúes que revelan los fallos de algunas sociedades (…). En Marruecos, son mas prudentes a no querer representar al rey…”. Ninguna reacción (hasta ahora) de Rabat aunque todo el mundo es conciente de que esta nueva metedura de pata va a pesar en la voluntad reciproca de restablecer la confianza entre ambos.
Nunca acaban de dar lecciones… no acaban de creer que todo esta permitido cuando se trata de ex colonias… nunca acaban de no ver mas allá de sus narices. 
 
Sin embargo tanto a la ministra Taubira como al resto de los responsables franceses, Marruecos no ha cesado de recordarles durante casi un año de que “es adulto y vacunado”.
El canciller Mezouar tiene razón: “Nuestro sentimiento, dijo en una reciente entrevista a “Jeune Afrique”, es que nuestro socio Francés no tiene la voluntad política real de permitir las manipulaciones anti-marroquíes, de medios conocidos por su hostilidad para con nosotros (o ignorancia, esto lo subrayamos nosotros)”.
Si el jefe de la diplomacia marroquí lo explica cabalmente: “Es esta ausencia de compromiso y de determinación, esta pusilanimidad, esta especie de porosidad constatada en el corazón mismo del poder respecto a las presiones de algunos grupos de presión (lobbies) que atentan contra la serenidad de nuestras relaciones”.
No obstante, independientemente de lo que haya dicho la ministra francesa de la justicia o lo que quería decir y no supo decirlo, la mayoría de los dirigentes franceses son concientes de la importancia de las relaciones de su país con su aliado tradicional, Marruecos y de los imperativos de la política exterior francesa en el restablecimiento y, quizás incluso, refuerzo y reconversión de su cooperación y su coordinaciones todos los dominios y no solo en materia judicial y securitaria con Marruecos.
La historia de las relaciones bilaterales entre ambos esta marcada por algunas inflexiones, pero también lo está por la clarividencia de los responsables de los dos países para superar los que cuando se trata de Francia o de amigos tradicionales, se convierten, cualquiera que sea su gravedad o su envergadura, en “mal entendimientos amistosos”.

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