El Paro en el mundo: El verdadero problema de todos

Un problema. El verdadero. El problema que debía acaparar la atención de “cachondos” caricaturistas y que desgraciadamente no pudo ser posible, optando por la mofa de la fe de los demás: el paro que no cesa de crecer y asolar. Este año ha aumentado con 3 millones de “compatriotas” del mundo que piden empleo, suplementarios lo que eleva a 204 millones de parados.
 
 PARO

Según la Organización internacional de trabajo (OIT) que lo señala en su última previsión, el mundo contará a finales del año en curso unos 204 parados.
¡Alucinante!
¿Por qué?
Porque, según la OIT el crecimiento mundial permanecerá en los próximos 12 meses menos insuficiente para absolver el déficit de empleo causado por la crisis que comenzó en el 2008 a pesar de que la caída del precio del barril de petróleo debe mejorar las perspectivas en los países importadores. Sin embargo este benéfico impacto sobre el empleo no puede compensar el impacto negativo en los países exportadores del oro negro y en otros países emergentes que siguen muy frágiles.
El botón de muestra, según la organización de Ginebra: en China, por ejemplo, la situación debe degradarse hasta el punto de verse incapaz de proporcionar un empleo adaptado a la calificación de sus 6 400 000 jóvenes que estrenan presencia en el mercado de trabajo.
A largo plazo, la OIT tampoco se muestra optimista ya que prevé 8 millones de parados suplementarios en el planeta entre el 2016 y el 2019. El paro aumentará, no obstante, menos rápido que la demografía, lo que explica que su tasa relacionada a la población activa, permanecerá estable, a 5% sobre el periodo. Una estadística que se debe tomar de manera prudente, debido a la falta de fiabilidad de las cifras en muchos países en vías de desarrollo.
El drama es general y generalizado. ¿Qué hacer? Aunar los esfuerzos, coordinar las posturas, cooperar mas para mejores resultados o seguir publicando, en nombre de una, mas que dudosa libertad de expresión, caricaturas atentatorias contra la fe de los demás.
¿Valorizar de manera racional los recursos y las riquezas propias o tratar de robar los/las de los otros; al precio, como es el caso en Oriente Medio, de océanos de sangre de inocentes?
¿Qué hacer? ¿Tender la mano, dar la acolada perdonarlo todo o seguir, con el desmesurado apetito hegemónico, hablando de democracia a exportar y libertades a vender?
¿Qué hacer? ¿Pensar en las soluciones o seguir, con inconfesables e inconfesados espíritus revanchistas y miras expansionistas, imponiendo problemas a soluciones?
El mundo se reparte en dos “ideologías”: la que preconiza la clarividencia y confraternidad y la que sueña con hegemonías y dominaciones.
Tarde o temprano, mas temprano que tarde, ambos se darán cuenta de que no hay otra alternativa a la coexistencia realmente pacifica.

Comentarios