"Precintado" de Said Jedidi. Hoy: Secreto de Sumario II



«  ein ende mit schrecken ist besser als ein schrecken ohne ende »

(Más vale un fin sin angustia que una angustia sin fin)

(Proverbio alemán)

Con una leve sonrisa, Rime trataba de pronosticar lo que decía el presentador del Telediario en español de la Televisión marroquí cuyos gestos en un televisor sin volumen y las imágenes mudas le recordaban el ejemplo de Omar cuando comentaba la disimetría absoluta de quien llamaba big brother[1] en la crisis de Iraq o de Oriente Medio: « En la oscuridad de una sala de cine se escucha una voz de mujer: ¡ Eh, quite su mano de allí. Usted, no »

-         La exageración de un problema – recitó religiosamente- nunca es buen preludio para su solución.

  Soñaba en voz alta con Omar escupiendo sin masticar las verdades de este extraño mundo en que les tocó vivir.

 De repente su rostro adquirió una expresión grave al recordar aquella triste tarde de otoño cuando, trémula de indignación y de cólera alguien le contó la pequeña historia valenciana de Omar.

-         Una cosa es predicar – murmuró como si contestara a alguien- y otra diametralmente distinta, dar trigo.

«El tiempo es jabón» solía comentar su padre en un alarde de consolación, cuando le convenía.

-         De la mejor calidad, papá replicaba Rime  irónicamente.

  El tiempo estaba lavando muchas cosas: Ahora encontraba un poco grotesco el refugio en el pasado y proclamaba en voz alta que la esperanza debe remplazar la nostalgia. «Europa es la generosa utopía surgida de los escombros de la guerra y de la barbarie»[2] le recordó a Omar cuando, en una confesión de debilidad, le reveló que se sentía como un pato sin cabeza.

- ¿Zancadillas del destino? Le preguntó

- No sé cómo llamar a todo lo que me pasó.

- Bueno.. «Lo que nos pasó», corrigió, pronunciando cada sílaba.

- ¿Sabes, Rime? En el fondo. Nunca. Jamás perdí la esperanza. Vivía con una angustiosa intuición.

- ¿Angustiosa, has dicho, Omar?

- En efecto. Angustiosa en términos de tiempo, en función de lo que podía durar mi anhelo o mi pesadilla. La excepción se instalaba dentro de los parámetros de la normalidad. Sentía miedo. Mucho miedo hasta que…

-         Supiste que yo también me casé.

-         Fuiste la última en abandonar el barco.

-         El primero en abandonarlo fue el capitán.

-         Peor que un crimen...un error pero lo hizo en una crisis de locura.

-         Te lo recordé por otras razones.. Personalmente siempre pensé y sigo pensando que el casamiento constituye el origen de la familia y consagra la unión de dos personas que tiene  por objetivo la recíproca solidaridad sobre la base de un mutuo afecto.

-         Una libertad fundamental particularmente protegida.

-         Exactamente

 Se quedaron mirándose mudos, sin saber qué añadir. La llamada del almuédano para la oración del Asr[3] rompió providencialmente el silencio.

Tetuán se disponía a rezar. Rime y Omar a vivir el instante solemne.  Ni siquiera era necesario averiguar por qué duró tanto su psicodrama.

         De la cafetería La Unión recién terminado el partido, salían, unos eufóricos, celebrando la victoria del Barça y otros tristes y consternados por la siempre inconcebible derrota del Real Madrid.

- Cada uno tiene sus preocupaciones, dijo Omar en voz baja.

El resultado del partido volvía a sumergir medio Tetuán en la angustia y al otro en el regocijo. Entre ambos una voz que se interesaba por el resultado del Mogreb de Tetuán[4].

  Nadie entendía por qué durante la crisis del Perejil-Layla entre España y Marruecos los hinchas del Real y del Barça reivindicaban, como todos sus compatriotas la marroquinidad del islote pero sin que ello alterara un ápice su «abnegación» por sus respectivos clubes favoritos.

-         Como si los dos clubes formaran parte de una inercia política, puntualizó Jafaar.

-         Están por encima de este tipo de consideraciones.

-         Curiosamente esto nunca fue invertido en las relaciones hispano-marroquíes.

-         A pesar de ser constantes.

-         Bueno… hay otras..

-         ¿Otras?

-         Si. Otras. Por ejemplo Ceuta para los habitantes de Tetuán o de Tánger y Melilla para los de Nador o Alucemas que, como el resto de sus compatriotas, son ciudades ocupadas...y punto.

-          Y es absolutamente lógico.

-         Correcto.

-         Yo no digo lo contrario porque si Ceuta y Melilla son españolas, Madrid  debe reclamar, lo antes posible, una de las vicepresidencias de la Unión Africana, donde hay vicepresidentes que no tienen territorio mientras que España tiene dos.

 Un breve silencio y una carcajada.

-         Pero ¿Se puede saber qué te pasa?

-         Hablando de todo esto me acordé de algo realmente gracioso.

-         A ver cuéntamelo para ver si es tan gracioso.

Bueno no es ninguna anécdota. Es una realidad tan cruda y como  ilustrativa de las relaciones bilaterales.

-          ¿A qué te refieres?

-         Durante la crisis del Perejil-Layla, regresando una tarde a su Sebta natal, el presidente de la comunidad musulmana, Mohamed Alí, cuya  franqueza, cuando se trata de la geopolítica, es de notoriedad pública fue detenido en el punto fronterizo de Bab Sebta por la policía española, que encontró entre los juguetes de su hijo un tira-chino. Total se le incautaron los juguetes y perplejo escuchó el acta de acusación: «Detenido en posesión de armas de destrucción masiva».

-         ¡Increíble!

-         Tal vez pero es lo que me contó Abderrahman Ben Yahya que es su íntimo amigo.

 Todo apuntaba hacia el, ahora, más que probable reencuentro. Luego habrá tiempo para las puntualizaciones y matizaciones. Habrá tiempo también para las excusas, el perdón y un borrón y cuenta nueva.

         Ni Rime ni Omar querían ver hacia atrás. Los dos tenían prisas... de recuperar el tiempo perdido entre un tropiezo propio  y un desacierto ajeno pero reconocían voluntariamente que sería insensato fijarse en un defecto redhibitorio.

Su infancia volvía ahora con imágenes congeladas, hincapiés y repeticiones de escenas.

 ¿Dónde se produjo el fallo?  ¿Cómo? Y ¿Por qué?

 No importa. No era aún día del juicio.

  Rime y Omar soñaban de manera distinta con lo que iba a ser el presente y el futuro... común que se debe entrapar para abonar mejor y en el que desaparecerá el verbo recriminar.

 Mirando hacia adelante. Toda una vida que comienza. Ahora a los dos todo les parecía indisociablemente vinculado al pasado... su pasado. E independientemente de sus respectivos y específicos sueños y deseos la vida común les parecía extrañamente familiar y, más si cabe, la sociedad, en que vivían y han vuelto a vivir seguía tan absurda y grotesca como lo fue siempre.

 Tenían la compartida sensación de volver a estar de acuerdo con su profundo sentido. Sin confesarlo, los dos tenían una mezcla centesimal de prisas y temores...cómicamente horripilantes.

-         No quiero que lo nuestro fuera interpretado como una manera de escapar a la soledad, le respondió a Omar cuando éste le habló de la feliz inconciencia.

-         Pero... lo es, Rime aunque parezca profundamente injusto.

         De una gran sensibilidad, Rime encontraba irritante la felicidad a expensas de las aspiraciones de otros. Trataba de evitar las precipitaciones y las visiones absolutamente simplistas del futuro y durante las últimas semanas no paraba de citar a su tío y su lógica abstracta pero estrictamente necesaria: «Un toma, solía comentar con su eterna sonrisa, es dos veces mejor que te daré».

 Martil, en aquellos primeros días de julio volvía a ser más nervioso. La difícil cohabitación con los forasteros de fortuna y de verano constipaba mortalmente el ritmo de la vida cotidiana normal y folklóricamente lento y despreocupado.

-         Esto es insoportable.

-         ¿Por qué?

-         Para comprarte una barra de pan debes madrugar.

-         A quien madruga Dios ayuda.

-         Si, pero no para comprarse un dirham de churros.

-         Quieras o no, esto es signo de una buena salud comercial. Pero el señorito quiere dormir. ¿Sabes? Nada ha cambiado.

-         ¿De qué estás hablando, coño?

    -   De tí, de tus padres y de tus abuelos.

-   ¿Y qué tiene que ver lo que decíamos con mis abuelos?

-   Mira. En los años 20, apenas 8 años de colonizar el norte de Marruecos, los españoles habían propuesto a la ilustre pero entrecomillada aristocracia tetuaní un puerto comercial en el río M’hanech con una zona de libre comercio en la planicie de  Beni Maadan. Y sabes cual fue la respuesta de los señores dignatarios. O sea los únicos responsables morales entonces de la ciudad ?....

- Pues la verdad, ni idea.
¡Ni hablar! Porque querían seguir trasladándose a sus huertas en pequeñas mulas.



[1] Hermano mayor, en alusión a EE.UU.

[2]  Lo dijo Jacques Chirac.
[3]  La tercera de las cinco oraciones diarias del Islam.

[4] Equipo principal de la ciudad de Tetuán.

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