"Precintado" de Said Jedidi. Hoy: INSTANTE DE LUCIDEZ

«  ein ende mit schrecken ist besser als «  ein ende mit schrecken ist besser als ein schrecken ohne ende »
(Más vale un fin sin angustia que una angustia sin fin)
                                                                                                             (Proverbio alemán)
                                                                      II
Denunciando siempre el orden establecido acabó imperceptiblemente convirtiéndose en un  denunciado.  Pero él consideraba que ni era ocaso ni decadencia.
«Simple mal entendimiento amistoso».
Tetuán se cansaba y todos la veían cansarse. Los amigos del pasado se estaban convirtiendo en dibujos animados del presente. «Guerra de civilización, versión Huntington » como lo calificaba Jafaar, establecido en España desde hacía lustros que, entre sueño y despertar, con referencia y elegancia, afirmaba sentirse extrapatriado en su propia patria y que cada vez que regresaba a su Tetuán «de las victorias » tenía la impresión  de sentirse derrotado.
-         Ceguera voluntaria, solía afirmar.
-         A qué te refieres, le cortó mecánicamente Omar sabiendo que era, como siempre cuando se discutía con Jafaar interesantemente crítico.
-         En vez de abolir las fronteras mentales entre musulmanes y no musulmanes y entre musulmanes mismos, estos autoproclamados ulemas se pasan la vida divagando.
         A Omar le asustaban las confidencias.
-         ¿ Divagando ? Le preguntó
-         En efecto querido Omar, se quedó mudo un instante  prosiguió : Han levantado una cortina de acero. En vez de analizar lo esencial optaron por lo accesorio y dispensable. No les importó nunca que los musulmanes vieran las causas profundas de su vida terrenal. Que fatwas (edictos religiosos), que criterios, que opiniones consultivas y que sentencias. La fé es una cosa del corazón. Sólo Dios sabe lo que hay en un corazón. Algunos seudo ulemas, con sus fatwas incurren en un pecado mortal.
              De una sensibilidad que va más allá del doblez, Jafaar era un hombre en plural. Detestaba navegar en las heridas. Impermeable al misterio y que le gustaba cultivar la franqueza sobre la realidad propia y ajena. Conocía la vida en toda su complejidad y consideraba todo como una línea en la arena.
-         Todo el mundo en esta ciudad habla de experiencias pasadas. Yo prefiero pensar en la siguiente.
  Su lógica sencilla y frontal y su incomparable mecánica del diálogo le recordaban la dulzura natural con que Rime solía abordar sin piedad los asuntos más delicados.
                   En una fracción de segundo pasaron por su mente todas las imágenes de las diferentes edades de Rime... y con ellas, inevitablemente su propio sufrimiento... su  personalidad surgida de una infancia marcada  por el rechazo y la violencia verbal.
Trataba, infructuosamente, usar verbos en el presente pero en lo más profundo de sus convicciones interiores seguía como siempre detestando lo que llamaba arqueología social. De pequeño, contrariamente a lo que le advertían sus padres, prefería  hablar con la boca llena y con los forasteros. Nunca sintió ninguna tentación de acatar, como otros lo hicieron incondicionalmente, nociones mal definidas.
     De esta obsesión fecunda nació una obnubilación por interpretaciones sumarias.
«Como, por ejemplo, pretender amar a una persona y casarse con otra », le acusó Jafaar cuando Omar comenzaba a hacer gala de su lógica.
- Jafaar. Creo que no lo puedes entender.
    - Simple estrategia verbal, recalcó Jafaar de manera corta, casi lapidaria.
    - ¡Ni hablar! Protestó Omar, calificando de barreras disciplinarias  la reflexión de Jafaar y todos los sanos ejercicios de condenas cuando se merece.
  Se lo había dicho Rime una fresca noche del clemente verano tetuaní con los ojos húmedos al constatar una inhabitual arrogancia.

-         Ahora comienzan a brotar las nefastas consecuencias de lustros de violencia psicológica frontal aparentemente tolerada e incluso acatada ».
Rime se refería a inexorables huellas de su infancia y a la metamorfosis desde que se fue a España.
-         Estamos perdiendo lo que yo llamaría lengua vehicular, respondió sonriendo para calmar los ánimos.
   Rime tenía razón. Para ella y para algunos de sus amigos, Omar dejó de dar aquella visibilidad que impresionaba a todos. « Su encanto discreto » como a ella le gustaba llamar. Estaba perdiendo su identidad singular, su adhesión feroz a los verdaderos valores y sus argumentos simples pero potentes surgidos de lo más profundo de su convicción.
-         No. Es otro hombre. Otra «cosa», se quejaba Rime, lamentando incluso  «aquella  legendaria  abnegación  casi sacerdocio de Omar » que para Jafaar era una crísis de madurez.
         Desde hacía tiempo, Omar estaba distraído o se dejó distraer. Pero conservaba la suficiente lucidez como para no olvidar sus ilusiones perdidas. Sabía que por no haber perdido nunca a Rime a pesar de los pesares, sus actuales reacciones, por más crueles que resulten o hayan resultado, constituían el indicio de la eclosión de una futura relación mejor adaptada y más consensual.
-          Pura retórica, respondía sin emoción, seguro de que se trataba siempre de otros y consubstanciales valores pero, a su manera, absolutos.
  Superficial visión que le arrastraba a un peligroso nihilismo. Rime está allí. Estuvo y estará siempre. Lo demás es una interpretación exagerada, incluso equivocada y de todas formas, discutible.
Por su parte Rime nunca dudó un instante, a pesar de un extraño sentimiento que no lograba descifrar, que lo suyo no era, no podía ser, una aventura inacabada.
 Sus sentimientos seguían intactos y como siempre, nunca indiferentes.

-         Un amor por teléfono, ironizó. Y esquivando la geometría variable en su búsqueda de pretextos, trataba de rechazar toda tentación de potencia.
  Obsesionada por la idea justa, Rime seguía sintiendo una incapacidad patológica a perderse en consideraciones de orden confuso e impreciso como la definición de la infedilidad conyugal o la honestidad en términos  de lo que llamaba «  preocupación provincial ». «  De todas formas, solía puntualizar, el irrespeto de la opinión del prójimo sigue siendo para muchos una tradición arraigada ».
-         Tolerancia embriagada, comentaba Jafaar con su retórica de musulmán practicante procedente de la extrema izquierda. «  En 1875 la república fue instaurada en Francia por un sólo voto de mayoría » recordaba, buscando con tono y acento de profeta en su tierra argumentos para sus planteamientos.
En todos los momentos de sinceridad, los amigos e incluso los familiares de Omar y de Rime admiraban su fidelidad  aunque todos se mostraban más hostiles a esta «extraña» relación que sensibles a sus virtudes.
     A caballo entre el despertar y el atavismo. Ni se ha podido modificar drásticamente el curso de los acontecimientos ni se logró en más de 25 años imponer su mecanismo de exclusión.
 A pesar de las convulsiones habidas y por haber, tanto Rime  como Omar seguían creyendo profundamente que estaban condenados a no separarse nunca… jamás. Y que este destino previamente trazado era revelador de la evolución de las tendencias… todas las tendencias.
     Crecieron amándose desafiando el organigrama social impuesto por los que fingían respetar sin  contemplaciones el orden social y el sistema instaurado... por ellos o por sus antepasados.

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